-¿Por qué me odias?- su voz era rota, al pálido no le gustaba ver así al pequeño maknae.
-No te odio- susurro sentándose a lado del pelinegro que no paraba de llorar, su corazón le dolía pero, ¿Por qué?.
-Claro que lo haces- sollozo y el pálido sint...
Pero una vez más, hoy duele demasíado. Incluso si grito y se escucha un eco, esta confesión quedará dentro de mí.
To my one and only you - Xiumin.
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–Hablamos después, Jimin– Yoongi miró una última vez a Jimin mientras trataba de llegar a la puerta y salir de ahí, pero sabia que no podía, era su estudió y podía estar ahí si quería, ¿por qué tenía que irse? Simple, porque no toleraba ver al maknae.
–No– sintió un fuerte agarre en su muñeca, esa piel le estaba quemando a un punto que trato de alejarlo de él.
–Jungkook...
–No, esta vez no– negó mientras sus orbes brillaban dando señales que el pálido no podía descubrir ni menos leer aunque lo tratará pero no queria, no lo quería descubrir. –Vamos hablar ahora– ordenó sin importarle la mirada llena de sorpresa que mostraba el pálido.
–M-me voy– el pelirosa tenía que salir de ahí si no quería escuchar gritos que es lo que parecía que se iba a venir.
–No te vas– el pálido detuvo al pelirosa con su felina mirada clavada en él.
–Si se va– el pelinegro miró al pelirosa tan penetrante que éste solo se hizo pequeño en su lugar, gritaba libertad por todos sus poros. –¡Ahora!– dijo un tanto alterado llenando de sorpresa a ambos, el maknae jamás le había gritado a ninguno de sus Hyung's, era raro que le gritará al pelirosa.
–B-bien– le dio una última mirada al pálido esperando que todo saliera bien, sonrió de lado esperando que con eso la tranquilidad en su Hyung fuera reconfortante para él.
El pálido se soltó del agarre que ejercía el menor, suspiró juntando sus párpados, no entendía, ¿Qué estaban haciendo?, ¿Qué estaba haciendo él? Quería ser fuerte y poder enfrentar al menor pero tan solo verlo hacía que toda esa seguridad se fuera por un caño dejándolo con el miedo y los nervios, lleno de angustia.
¿Qué me hiciste Jungkook?
–No tenías que gritarle, es mayor que tú– remarcó mientras seguía con los ojos cerrados, esperando que así fuera fuerte, que el escudo que había creado no se cayera apenas el pelinegro dijera una simple palabra.
–Lo sé, pero eso ya no me importa– siguió con ese tono crudo y frío, le extrañaba, el menor jamás había sido así, no con él. –Solo quiero entenderte, ¿Qué te pasa?– soltó lastimero pero con un tono de rencor ahí.
¿Qué estaba haciendo? Estaba perdiendo al pelinegro, estaba destruyendo la esencia del pequeño maknae, se estaba culpando de ello; suspiró con profundidad fijando su mirada felina en el menor.
–Jamás podrás entenderme– negó sintiendo como su corazón latía tan dolorosamente que sentía que en cualquier momento terminaría de rodillas en el piso.
