Albus a Scorpius

1.3K 84 62
                                    


Querido Scorpius Hyperion Malfoy, quería contarte una historia. Una historia sobre todas las veces que lloré por ti y como aun asi, mi amor por ti nunca se desvaneció o migró o se desangró. Reconozco que todo esto es mi perspectiva y que tal vez lo veas como que otra cosa sucedió, así que por favor. Toma eso en cuenta. Empezaré por la primera vez que mi padre me encontró llorando por ti tenía doce años. Mi padre me había mirado y por primera vez en años, deje que se aferrase a mí mientras yo me deshacía en sollozos bruscos, mi padre no hizo preguntas. Porque era navidad, porque yo nunca hablaba con él, porque solo quería abrazarme y sobretodo porque yo no quería hablar. Recuerdo ese año con dura agonía, porque fue la primera vez que me di cuenta que me gustaban los hombres y me odié por ello. Y me odié por haberte elegido a ti, de entre todas las personas.

La segunda vez que llore por ti, fue en la casa de mi primo, una carta tuya había llegado con tu lechuza comunicándome que no irías a pasar navidad conmigo, porque no querías estar conmigo.

Iba a cumplir trece años y recuerdo como me acurruque en un rincón de la cocina de mi primo, llorando sin parar agarrando la carta contra mi pecho, sintiendo como mi corazón era pisoteado y luego comido por un hipogrifo, Ted se asustó y tuvo que darme una poción calmante, fue la primera persona con la que hable de lo que sentía, Ted se acurrucó conmigo en la cocina y me beso la frente, diciéndome que me daría cuenta que mi enamoramiento por ti se iría, sin embargo aquí estamos y no lo hizo.

Lloré mucho, continuamente ese año en Hogwarts, porque James era un imbécil, porque tú eras mi único amigo, porque me gustaban los hombres y porque me gustabas tú, es realmente sorprendente que me quedaran lágrimas después de ese año. Porque lloré después de eso, por supuesto que lo hice.

La tercera vez que alguien me vio llorando por tu culpa, desgraciadamente fue James. Yo me encontraba sentado en el baño de Myrtle, sintiéndome miserable. Habíamos peleado y tú me habías dicho y cito: "Desearía no haberte conocido" lo cual me dejó mirándote por un segundo antes de darme la vuelta y huir de la sala común. No intentaste detenerme y entonces yo también desee no haberte conocido, desee no haberte hablado en el tren y desee nunca haber sido un maldito Slytherin.

En ese momento estaba teniendo lo que mi padre llama "ataques de pánico" que habían empezado a darme a mediados del segundo año y mi padre hacía lo posible para darme posiciones para ello. James no tenía idea por supuesto. Cuando me encontró en el baño, casi ahogándome con mi propia respiración y llorando a mares, se asustó mucho y fue la primera vez desde que yo había quedado en Slytherin que vi una mirada preocupada en su rostro. Se había acercado a mí y me había arrullado con la canción de cuna que nos cantaba nuestra madre cuando estábamos pequeños, se quedó conmigo toda la tarde ese día, perdiendo sus clases y no se fue hasta que yo podía respirar por mi cuenta y no soltaba lastimeros sollozos contra su pecho. Se despidió y me dijo que, si quería que matase a alguien, él con mucho gusto lo haría. Me llamo hermanito y yo estuve a punto de disolverme en sollozos nuevamente.

La cena de esa noche fue incómoda, yo había llegado tarde, después de haberme colado en la enfermería por una poción para mi rostro hinchado. Te vi ahí, sentado y rodeado de todos esos malditos que te menospreciaban a tus espaldas y que te sonreían de frente. No hice comentario cuando me senté a tu lado, no te dije nada a pesar de que sentía tu mirada fija en mí mientras me servía mi ración de panqueques de la depresión, con mucho chocolate.

"¿Qué?" te dije, intentando que mi voz no se quebrara.

Tu solo me miraste fijamente, levantaste tus hombros y me diste una de tus sonrisas marca Malfoy antes de decir:

Las Cartas Perdidas De Albus Potter |Scorbus|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora