Capítulo 22 | Quiero intentarlo

Start from the beginning
                                    

—Yo también lo hubiera solucionado...—murmure.

Dulce pasó de fulminarme con la mirada a sonreírme calmada.

—Aunque no lo creas, la competitividad la heredaste de tu madre —sonrió— Son como dos gotas de agua.

Negué con la cabeza, sin mirarla.

— ¿Lo dices por mis ojos? —pestañee muchas veces con dramatismo.

Ella rio y negó con la cabeza pero aun así no se quedaría con la duda.

— ¿Toda tu familia tiene los ojos grises?

La miré aun con la sonrisa en mis labios pero de tan solo pensar en él, me traía muchos recuerdos del pasado e incluso de la actualidad. Debía estar muy cabreado conmigo.

—Casi toda mi familia —corregí.

— ¿Casi?

—Casi —repetí tranquilo —Aunque todos en mi familia son herederos de unos ojos color tormenta —reí por aquello —Debo admitir que me gustaría que en un futuro, la familia Vans deje de portar ese color.

—Uhh, quieres arruinar la herencia familiar —la oí reír mientras me codeaba —Mira mis hermosos ojos, Damon.

—Son de un café bonito —admití indiferente —Pero no lo suficiente, tampoco quiero arruinar a mi familia.

Al ver el rostro rojo de dulce lleno de enojo, terminé riendo. Era tan fácil provocarla.

—Tú, pedazo de estiércol ¿Cómo te atreves a decirme eso?

—Es la verdad —seguí molestándola —Yo prefiero unos ojos color cielo, a decir verdad.

Ella hinchó sus cachetes llenos de molestia lo que me hizo reír una vez más. Era tan adorable.

—Ya verás que llegará un chico a mi vida que ame mis bellos ojos y los valore más que tú —se cruzó de brazos, ignorándome.

Desde aquí arriba todo se veía adorable, dulce era tan pequeña, creo que le llevaba al menos dos cabezas y eso que no era tan alto como Samuel. Era gracioso verla.

Me sentía tan contento cuando ella estaba cerca.

—Ya, no te molestes...—traté de acercarme a su rostro para dejar un beso en su mejilla pero ella se apartó de golpe.

¿Cuándo se había vuelto inmune a mis encantadores besos?

—Adelante, demonio, inténtalo de nuevo y no volverás a sonreír por meses.

— ¿Y esa actitud? —Pregunté burlón — ¿Desde cuándo no me sigues el juego?

—Lo hago pero trato de madurar...—la noté muy metida en sus pensamientos, como si se tratara de convencer de aquello.

¿Madurar?

— ¿Por qué? —pregunté desviando la mirada. — ¿Hay alguien por la que quieras verte madura? ¿Un chico tal vez?

— ¿Eso te importaría?

—En lo absoluto —respondí tranquilo —Tú vida amorosa no es mi problema, solo recuerda nuestro acuerdo.

— ¿Acuerdo? Ah, el acuerdo.

—Exactamente.

—Bueno, olvida lo que dije —bufó molesta —Solo cambiemos de tema.

—Bueno, ya, solo bromeo, por cierto...—husmee con la mirada dentro de la habitación sin encontrar a nadie más — ¿Dónde está mi enana?

——Tu mamá pidió hablar con ella.

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Where stories live. Discover now