4.

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─No puedo creer que lo hayas logrado.

Ivy sonrió. ─¿Frederick, acaso dudaste de mí?

─Un poco, sí.─ ambos caminaban juntos, acababan de bajarse del carruaje y estaban frente la gigantesca casa de Lady Danbury. Madame Ifan caminaba detrás de ellos, unos cuantos pasos detrás para darles privacidad de hablar. ─Lidias mejor con mi madre que yo, su propio hijo.

─No seas exagerado.─ Ivy tomó el brazo de su amigo. ─Nos libramos por ahora, tenemos hasta que empiece el verano para conseguirme un esposo.

─Y a mi una esposa.─ se quejo Frederick, no muy contento con la idea. 

Ivy asintió, una mueca asomándose por su rostro al ver la entrada de la casa: estaba llena de gente y les iba a tomar unos minutos entrar al dichoso baile. ─No puedo creer que de verdad no sabías nada al respecto del plan de tu madre.

─Bueno, sabía que tenía planeado que me casara con alguien,─ explico el joven, acomodándose el rubio cabello con el brazo que tenía libre. ─Sólo no sabía que ese alguien serías tú. 

─Seríamos una linda pareja.─ bromeó Ivy, alzando la cabeza para ver a quién reconocía a su alrededor.

─Tendríamos adorables hijos.─ le siguió el juego Frederick, los dos soltaron risas escandalosas, ganándose un pellizco en la espalda por parte de Madame Ifan.

─¡Compórtense que ya vamos a entrar!─ los regaño entre dientes, mientras los 3 avanzaban adentrándose por fin a la mansión de Lady Danbury. ─Y no olviden que es el primer baile de la temporada, tienen que lucirse si quieren llamar la atención de su futura pareja.

Una vez dentro, había una sala bastante amplia y llena de tanta gente, a Ivy le recordó las fiestas que la Academia donde estudiaba a veces organizaba. 

Madame Ifan se puso en medio de los dos amigos, empujando a su hijo a un lado para agarrar a Ivy del brazo. ─Frederick, cariño creo que yo me encargaré de Ivy por ahora. Ve a conocer a una chica linda, ¿quieres? Si me necesitas, estaré con Miss Greenwood.

Frederick apretó los labios y asintió con la cabeza, alejándose de ambas para perderse entre la multitud de jóvenes. Seguramente había un montón de chicas interesadas en él, pensó Ivy. Pero el problema es que Frederick no estaba interesado en ninguna chica. 

─¿Con quién quieres hablar primero?

Ivy buscaba con la mirada, tratando de buscar una cara conocida pero fue en vano. ─Realmente no conozco a nadie así que-

─¡Fantástico! Creo que te presentaré con Arthur McGovern, hijo de Lord McGovern. Es buen amigo de tu padre, me parece.─ Madame Ifan le dedicó una sonrisa, algo que Ivy no había presenciado, y la arrastró con ella.

El tal Arthur McGovern era tan sólo un año mayor que ella, tenía la cara llena de pecas y rebelde cabello pelirrojo. También tenía dientes de conejo, al menos en opinión de Ivy. 

─Miss Isabelle, ¿qué es lo que estudiaba en Paris?─ preguntó Arthur, desconcertando a Ivy, quien seguía analizando si los dientes del joven eran como los de un conejo o como los de una ardilla.

─Ah, un poco de todo.─ respondió la joven a la ligera. Madame Ifan, quien estaba a tan solo unos metros de ella hablando con los McGovern, le dio un puntapié en el tobillo. ─¡Ay!- Sobre todo arte.

IVY ─ bridgertonWhere stories live. Discover now