El duende asintió por lo bajo, y sin alzar su mirada, se alejó de ellos con el semblante escurrido.

—El amargo final —comentó Mago, recostado a la pared con sus brazos cruzados y sus ojos puestos en la nada—. Doy todo de mí todos los días de mi vida por mantener las dimensiones a salvo y las leyes del universo en orden, pero supongo que aún así el mismo universo confabula para que no pueda tener todo lo que quiero. —Regresó su mirada—. Y lo único que quiero, es a ti, Victoria.

Madame inclinó su vista, apretando sus labios cuando una punzada estremeció su corazón.

—Esto me duele tanto a mí como a usted, darling. No lo hagamos más difícil de lo que ya es. —Dio media vuelta, conteniendo sus lágrimas—. Lo mejor es que me marche antes de que...

James la tomó por el brazo y la atrajo hacia su pecho. La recibió de frente con un beso acalorado en sus labios. Madame se lo correspondió con la misma pasión. Ambos cerraron sus ojos, sintiendo sus caricias y dejándose envolver por el momento, mientras sus propias lágrimas corrrían por sus mejillas.

—Prométemelo, Victoria, por favor prométeme que volverás a tu tiempo y serás feliz sin mí —le pidió, uniendo su frente con la de ella—. Encontrarás a alguien que amarás, tendrás hijos tan hermosos como tú, y en las noches les contarás nuestras historias de cómo salvamos al mundo.

—Jamás volveré a amar a alguien con la misma intensidad con la que lo amo a usted, James Jerom. —Sollozó, cubriendo con sus manos el cuello de él para palparlo—. No me pida que lo haga, simplemente no podré hacerlo. Sé que mi tiempo en este mundo no será largo, y prefiero mantener vivos los recuerdos del único hombre al que amé en verdad con toda la intensidad de mi corazón. Pero usted... usted aún tiene una gran vida por vivir. Será el más grande de los héroes. No se aferre a alguien que ya dejó de existir. Encuentre a alguien que lo haga feliz y...

—Yo tampoco puedo hacerlo. —La tomó y besó sus manos—. Sinceramente no sé cómo continuar ahora que ya no estarás.

Victoria asintió, temblorosa.

—Lo sabrá, usted siempre encuentra la forma, darling.

—No sé cómo hacerlo sin ti. —Rompió en lágrimas una vez más—. Llegaste a mi vida para cambiarla por completo. Antes de ti, solo era un hombre con un propósito, pero llegaste, Victoria, y cambiaste mi mundo, porque te convertiste en él en el momento en que más necesitaba llenar mi corazón.

—James... —musitó con voz quebrada—. No sé qué será de mí tan pronto salga por esas puertas, no sé qué tan incierto será mi futuro, pero de una cosa sí estoy segura, y es que usted, James Jerom, hizo que mi vida, y cada segundo de este viaje, valiera la pena. Pero ahora me marchó, feliz de que con usted viví lo que jamás hubiera sentido con otra persona.

—No, por favor. —La sostuvo, presionando con fuerza—. No lo hagas.

Victoria asintió de nuevo.

—Debo hacerlo, debo continuar. La vida puede ser injusta a veces, pero es la vida que nos tocó vivir y el tiempo en que tuvimos que nacer.

—Te amo, Victoria.

—Y yo te amo a ti, James.

Sin más, Victoria dio media vuelta, cubriendo su boca con su mano en un intento por contener el llanto. Tomó un respiro y continuó, hasta que se detuvo de repente en el pasillo. Bobbly y Dreccan aguardaban allí junto a las maletas, con los ojos aguados.

Madame les sonrió con pesar y los abrazó antes de proseguir.

—Adiós, Bobbly; adiós, Dreccan. —Los apretó con fuerza—. Cuiden a James por mí, ¿sí?

Mago Universal: Encrucijada temporalWhere stories live. Discover now