II

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Notas: Aquí Giyuu es tres años mayor que Shinobu. Me tomé muchas libertades con la personalidad de Tsutako. Mención de SabiMako.

Gracias por ayudarme como beta. Sin ella esta cosa no sale.

Kimetsu no Yaiba © Koyoharu Gotōge.

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Giyuu no es de los que creen en lo sobrenatural, pero desde el momento en que entró a esa cafetería, gozó de muy buena suerte.

(Lo cual se agradece porque, de verdad, a veces le pasaban tantas cosas que parecía que allá arriba le odiaban).

Recapitulando.

Un día al salir de su trabajo tuvo el deseo de entrar a la cafetería, cuando lo usual era irse a su departamento, encerrarse, dormir, despertar, salir a trabajar y repetir. Un engranaje más del sistema capitalista que sigue funcionando.

Pero no ese día, porque algo ahí lo atrajo, Giyuu no estaba seguro si era por el ambiente acogedor, el delicioso aroma a café, o porque alguien dibujó un perrito con delantal en la ventana que decía "bienvenidos". Sea cual sea la misteriosa razón, el punto es que entró.

Además, él ni siquiera era del tipo que frecuenta cafeterías. Le parecía poco práctico gastar dinero en un café que te lo podrías preparar en casa.

Se mantuvo meditando todo aquello hasta que el cajero carraspeó (un sujeto bajito, de cabello negro y de ojos raros), que lo miraba de malhumor.

-¿Desea pedir algo? -el hombre usaba un cubrebocas, así que bien podría estar sonriendo o haciendo una mueca desagradable, difícil saberlo.

Giyuu se apuró a revisar el menú, leyendo con cuidado cada una de las bebidas con nombres extranjeros (que optó por no preguntar para no hacer el ridículo). El cajero se estaba impacientando así que pidió lo primero que vio.

-Un capuccino... con leche deslactosada.

-¿Algo más?

Dirigió su mirada hacia la vitrina de postres, y vio un curioso panecillo en forma de espiral. El postre favorito de Tsutako.

-Sí, el roll de canela, por favor.

Con ese pequeño postre comenzó su racha de buena suerte.

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A pesar de que el lugar era acogedor no planeó regresar ahí, después de todo su trabajo era demandante y también era un maestro suplente cuando su amigo se lo pedía. El tiempo libre le gustaba pasarlo en su departamento, a solas.

Pero un día que necesitó terminar y enviar un documento de suma importancia, entró a la cafetería para poder hacer uso del internet y sin darse cuenta, sentarse en ese lugar se volvió su rutina.

Lo mejor de todo, era que no importaba el día o la hora en que él llegara a la cafetería, milagrosamente su lugar favorito siempre estaba desocupado. Casi como si el establecimiento le pidiera quedarse.

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-¡Buen día! -la extraña chica de cabello rosa del local, por razones que solo ella entendería, decidió ponerse un traje de maid-. Hoy ampliamos nuestro menú, toma un panfleto, puedes ver nuestros platillos ¡están deliciosos!

Giyuu tomó el panfleto y lo ojeó de forma superficial. Dudó si debía quedárselo o regresarlo porque, de cualquier forma, él era un cliente frecuente.

-Gracias.

Pero la chica estaba ubicada justo en medio de la puerta, y lo miraba intensamente con sus enormes ojos verdes. Se quedó en silencio frente a ella, esperando que entendiera la indirecta de que tenía intención de entrar.

Mala suerte [GiyuShino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora