Prólogo

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"La gran tragedia de la vida, no es la muerte. La gran tragedia de la vida, es lo que dejamos morir en nuestro interior mientras estamos vivos"

Norman Cousins 

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Las desoladas calles de Seúl son la definición perfecta de tranquilidad para aquel chico de cabellos y ojos negros. El aire gélido, adentrarse por su carne hasta llegar a sus huesos, es una sensación cómoda para él. Y ese siseo del viento que indica un silencio absoluto en la ciudad es relajante para su lastimado corazón.

Caminaba lentamente, escuchando el choque de la suela de sus zapatos contra la firme acera. Llegó al gran puente de la autopista sobre el río de Seúl, apoyó sus antebrazos de aquel helado barandal blanco, y miró con detenimiento el agua, donde la brillante y plateada luna se reflejaba y hacia notar las ondas del río al moverse con ayuda de la fría y suave brisa.

Y tan pronto como un pestañeo, lágrimas comenzaron a correr por sus mejilla. Ese nudo en la garganta apareció junto a esa presión en el pecho que lo ahogaba.

Trató de no hacer ruido, su cabeza comenzaba a doler y terminó por apoyarla sobre sus antebrazos. Y maldecia, preguntándose porque la vida tenía que golpearlo de esa manera. ¿Que hizo para que le pasara toda esa basura?

¿Que hizo para que le arrebataran de esa manera al amor de su vida?

Está enojado consigo mismo, siente que no disfrutó lo suficiente con él. Siempre lo recuerda, a pesar de que ya haya pasado un año de su muerte.

Pero aún duele, aún llora como si hubiese sido ayer. Sus amigos le animan a seguir adelante, a buscar una pareja, pero mierda, la mirada de su difunto esposo, esa sonrisa, sus preciosos Te amo, todos esos bellos momentos que pasaron juntos, pasan por su cabeza y se niega rotundamente a tratar de superar. Él mismo se quiebra.

Y duele más cuando el recuerdo amargo de la noche anterior, que se dijeron y confesaron  nuevamente lo mucho que se amaban, se entregaron en cuerpo como todas aquellas noches.

Y luego...

— Mierda... ¿por qué nunca me lo dijiste mi amor? Tuviste que haberme dicho que tu corazoncito no funcionaba como debía.

Más lágrimas, sus ojos clavados sobre su anillo de bodas. Aquella joya plateada y brillante que rodeaba su dedo anular.

Sonrió con debilidad y retiró el anillo, leyendo el grabado. Su nombre con la fecha de su boda.

Minho & Hyunjin 10.12.2023

Y recuerda aquel día perfectamente. Cuando vio a su amor vestido con un traje blanco con detalles de encaje. Su cabello dorado arreglado, maquillado con tanta delicadeza. Recuerda su rostro, sus ojitos llenos de lágrimas por la emoción, sus manos temblaban y esa amplia sonrisa, que iluminaba la vida entera de Minho.

Su luna de miel en Londres, justo en la época cuando la nieve caía a montones. Cuando estuvieron juntos, aquella primera noche de casados, lo escuchaba gemir y jadear. Sus mejillas sonrojadas, labios rosados, su piel cálida y húmeda por la capa fina de sudor que lo cubría. Se veía hermoso.

Aún recuerda cuando salían y Hyunjin llevaba las ropas más abrigadas que alguna vez vio, sus labios, mejillas, junto a la punta de su nariz se encontraban rojas por culpa del terrible frío. Sentados en una mesa de un pequeño restaurante tomando chocolate caliente, riendo y planeando a donde irían luego de terminar con la bebida. Todos esos recuerdos plasmados en fotografías, todos esos bellos momentos donde su vida era buena.

Can't Stop Loving You [Resubido]Where stories live. Discover now