Pasaron las siguientes horas en la biblioteca hasta que, en punto de las ocho, la señora Pince apagó las luces y les pidió que se retiraran, cargados de libros a más no poder, se dirigieron a la Sala Común, en donde tan pronto llegaron, dejaron caer los libros sobre una mesa del rincón en donde continuaron buscando.

La sala común se fue vaciando poco a poco. No paraban de desearle suerte para la mañana siguiente con voces tan alegres y confiadas, todos parecían convencidos de que estaba a punto de llevar a cabo otra sorprendente actuación como la de la primera prueba. Harry no les podía contestar; sólo movía la cabeza de arriba abajo, Coraline lo miraba con preocupación, parecía que en algún momento el chico estallaría, así que, le pidió a los estudiantes que aún quedaban en la sala común que le dieran algo de calma a Harry, cosa que obedecieron pues al retirarse únicamente les dirigían miradas animadas y sonrisas, pero ningún otro comentario.

Cuando faltaban diez minutos para las doce de la noche, se quedaron en la sala a solas, todos los libros habían sido consultados, ninguno con éxito.

–Volveré a la biblioteca– anunció después de un largo silencio.

–¿De qué hablas?, ya está cerrada– respondió Coraline restregándose los ojos con una mano.

–Iré por mi capa y volveré, puedes ir a la cama, ya es muy tarde, Cora– sugirió.

–Tú estás loco, Potter, pero, no te dejaré ir solo, ve por tu capa, yo iré por una frazada y volveré, andando– ordenó.

Cuando estuvieron preparados salieron rumbo a la biblioteca.

–Hermione no estaba en la habitación– se atrevió a decir Coraline después de haber terminado un libro más de la fila interminable.

–Ronald tampoco, discutamos eso mañana, justo ahora necesito encontrar respuestas, lo siento Cora– se apresuró a zanjar el tema.

–¿Ok? – respondió en forma de pregunta.

Tomó otro libro y siguió en la búsqueda, las horas volaron más rápido que poder decir Quidditch, eran las cuatro de la madrugada y los ojos comenzaban a pesarle, las letras de aquel libro se notaban borrosas y hasta distantes, intentaba con todas sus fuerzas leer una página más, pero, pronto se hizo la oscuridad.

—¡Harry Potter debe despertar, señor! – una voz la despertó, al abrir los ojos se encontró con un elfo que reconoció como Dobby– Harry Potter, despierte señor – recobró la noción del tiempo y se percató que ya el sol había salido, la prueba, recordó, así que se unió a Dobby para despertar al chico.

–¡Harry, despierta! – movió al chico hasta que este empezó a despertar.

—¡Harry Potter tiene que darse prisa! —chilló Dobby—. La segunda prueba comienza dentro de diez minutos, y Harry Potter...

—¿Diez minutos? —repitió Harry con voz ronca—. ¿Diez... diez minutos? Miró su reloj.

Dobby tenía razón: eran las nueve y veinte. Un enorme peso muerto le cayó del pecho al estómago, Coraline entendía la desesperación por la cual Harry estaba pasando, pero estaba segura de algo, aquel comentario que ella misma de forma sugerente le había dado a Dobby una semana antes no podía pasar inadvertida, o por lo menos esperaba que así lo fuera, aunque ella había tenido la esperanza que Hermione, Ron y Harry encontraran una respuesta antes que recurrir al último medio.

—¡Aprisa, Harry Potter! —lo apremió Dobby, tirándole de la manga—. ¡Se supone que tiene que bajar al lago con los otros campeones, señor!

—Es demasiado tarde, Dobby —dijo Harry desesperanzado—. No puedo afrontar la prueba, porque no sé cómo...

—¡Harry Potter afrontará la prueba! —exclamó el elfo con su aguda vocecita—. Dobby sabía que Harry no había encontrado el libro adecuado, así que Dobby lo ha hecho por él.

CORALINE WEASLEY[HARRY POTTER & TU]Where stories live. Discover now