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Capítulo 05

Resultados

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«Nos encontramos en los Tribunales de Justicia, donde hoy se llevó a cabo el control de detención de Gabriel Agreste y Nathalie Sancoeur. Tras una larga jornada, se decidió que ambos detenidos cumplirán el periodo de investigación en prisión preventiva...»

Ante la noticia, Sabine Cheng y Tom Dupain se observaron con preocupación. Aquel día no habían podido atender en la tienda porque estaba llena de periodistas que querían obtener alguna palabra de ellos o alguna información sobre Marinette, así que estaban en la sala de su departamento, mientras que su hija, que había sido atendida por un doctor por los golpes recibidos por el sujeto que ella tanto admiraba, descansaba en su habitación.

«Durante la audiencia hubo dos inconvenientes con el hijo del diseñador, Adrien Agreste, quien, tras declarar en contra de su padre indicando que colaboró con los superhéroes de París, tuvo un altercado con él. Las imágenes...»

–¡No puedes hacer esto! –protestó el diseñador, poniéndose de pie, pero siendo rápidamente sentado por el policía que lo custodiaba—. ¡Eres mi hijo! ¡Todo esto era por tu madre!

—¡No metas a mamá en esto! —dijo el joven que, a pesar de llorar toda la noche, aún sentía la impotencia y la rabia recorriéndole todo el cuerpo—. ¡La tenías oculta en la casa! ¡Eres un lunático!

—¡Quería revivirla! —confesó y Adrien no pudo hacer más que cubrir su vista para dejar de observar a su padre. Ya no quería estar ahí porque sentía que iba a explotar en cualquier momento.

—¿Puedo retirarme? —le preguntó a la jueza que prescindía la audiencia.

—Aun no —explicó la mujer de cabellos oscuros y lentes, revisando una carpeta que tenía en su estrado—. Según estos informes, tienes una tía en Londres.

—Así es —confirmó.

—Bien —dijo, tomando su martillo para darle dos golpes y así llamar la atención—. Como el menor Adrien Agreste no tiene familiares aquí en París, se emitirá una orden para que Amelie Graham de Vanily obtenga la custodia y actúe de albacea sobre los bienes y propiedades del joven Agreste hasta que cumpla los dieciocho años.

—¿Qué? —dijo Adrien, poniéndose de pie, desesperado— ¿Me está diciendo que debo irme a Londres?

—Exactamente —confirmó la mujer, sin mirarlo.

—¡No puedo irme. Tengo que quedarme en París, tengo mucho que hacer! —exclamó alterado por aquello. Él quería quedarse para volver a iniciar con Marinette, para que volvieran a conocerse, a enamorarse de nuevo y vivir lo que la gente normal vive.

—Mire cómo se encuentra... —dijo la jueza, señalándolo—. Está completamente inestable, necesita alejarse de aquí y reponerse de todo esto. Es una decisión tomada.

—¡¡Todo es su culpa!! —protestó el rubio, poniéndose de pie mientras señalaba a su padre con todo el odio que sentía en ese momento; todos los años de frustración contenida, de sentirse inferior y abandonado, explotaron sin poder evitarlo—. ¡¡Espero que esté feliz!! No solo acaba de arruinar su vida, sino la mía también... ¿Así que hizo esto por mamá? ¡Pues le tengo una noticia de última hora! —exclamó tan fuera de sí, que ni los pedidos de orden de la jueza, lo tranquilizaron— ¡Ahora ninguno de los dos tendrá a la persona que quiere, a su lado! ¡Felicitaciones!

La vida después de tiWhere stories live. Discover now