Capítulo 3.

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Lily miraba extrañada a su comapañera, no podía evitar reírse algo de ella al verla quedarse dormida de esa forma. Sophia tenía los brazos metidos debajo de la almohada y todo ella estaba enroscada en las mantas, mientras chupaba un mechón de su propio pelo. Era algo muy cómico y muy poco común en ella. Lily miró la hora y por un momento no podía creer lo que estaba viendo , Sophia Morgan dormida a las 8 y 15 de la mañana. Era común que ella se durmiera, pero Sophia siempre la despertaba para que no llegará tarde y ahora ella tendría que hacerlo. Decidió dejarla descansar un cuarto de hora más, así ella podría ducharse tranquilamente y no tener que aguantar la cara de pena que llevaba siempre Sophia. A veces era imposible lidiar con alguien así , cuando se conocieron Sophia siempre estaba feliz, siempre llevaba una sonrisa en la cara y conseguía que compartieras aquel sentimiento de alegría. Pero desde el trágico accidente de su madre jamás volvió a ser la misma. Lástima , ella era la reina de la fiesta. La verdad es que Lily la echaba de menos, jamás se lo había dicho pero la necesitaba ella también lo había pasado mal y Sophia no se dio cuenta. Decidió meterse en la ducha y perderse bajo el chorro de agua caliente , para ella la felicidad estaba en los pequeños detalles, pero claro no todo el mundo era como Lily.

Salió de la ducha a las ocho y media y lo primero que hizo fue comprobar si tenía un mensaje de su novio, Daniel. Daniel era un chico bastante majo y guapo, era cantante en una banda que jamás llegaría a tener fama pero ellos lo hacían por diversión. Era rubio y alto, encajaba bastante bien con Lily y los dos se amaban como nadie lo hacía. Sophia en ocasiones sentía celos hacía ellos, pero no por el amor, si no por la felicidad de su mirada. El mensaje de Daniel decía que la amaba mucho y que se verían esta tarde. Lily sonrió para ella misma y se vistió despacio pensando en como le quitaría esta tarde su novio la ropa. Se preguntó si Sophia sería virgen o no y rió por aquella ocurrencia. La miró de nuevo y se dirigó a levantarla, cuando se acercó hacía ella para despertarla, está salto y se chocó contra el suelo.

-¡¿Qué hora es?!-Sophia había hablado mucho más alto de lo que hacía habitualmente, por un momento no se escondió tras esa máscara y estaba enfadada. Enfadada con Lily por no haberla despertado, con Alec por haberle echo soñar con él y con ella misma por no haberse despertado a su hora. Escuchó la risa de Lily y su enfado empezó a crecer aún más.

-Tranquila son las ocho y media, tienes media hora para arreglarte y mover ese culo hacía las clases, guapa. ¿Estás mejor ya? Ayer  no se te veía muy bien.-La sonrisa de Lily iba desapareciendo cuando formulaba su frase al igual que desaparecía la naturalidad de Sophia y volvía a protegerse en lo que no era.

-La verdad es que sí, siento haberme puesto como una fiera. Ahora mismo me arreglo y me voy hacía clases, que si llego tarde me matarán.

Sophia no dio tiempo ninguno a que su compañera respondiera y salió corriendo hacía el baño para lavarse la cara y peinarse. No pudo evitar mirar el retrete y sentir las ganas de vomitar, no quería hacerlo pero era superior. Y apoyó la cabeza en él y expulso otra vez todo. Si alguien se hubiera enterado de lo que hacía la hubieran llevado al psicologo pero ella necesitaba eso, necesitaba sentir que todo se iba al tirar de la cadena del báter. Se levantó y se miró al espejo, tenía mejor pinta que ayer y hablar con Alec le había alegrado un poco todo. ¿Pero qué estaba diciendo? No podía tener tantas esperanzas por un desconocido, seguramente hoy la insultaría y ella lloraría desolada. Eso no era justo, no era justo que todo en su vida se fuera a la mierda.

Salió corriendo hacía las clases, no podía permitirse llegar con un minuto de retraso, el Señor Smith no tendría ningún tipo de piedad hacía ella. Es más la miraba con cara de asco , la veía como un bicho raro y ella también le tenía un gran asco. No se podían ni ver y todo quedaba en relación maestro y alumno. La puerta estaba cerrada, mala señal, eso quería decir que el profesor ya estaría dentro. La había cagado, ahora tendría una falta y eso quería decir no poder ver a su padre este fin de semana. La verdad que la idea de ver a su padre no le hacía mucho ilusión, pero salir de su carcel particular le alegraba el día. Decidió entrar en el mismo infierno y abrió la puerta de clase, su mirada fue directa hacía los ojos de su profesor. Él la miró por un momento y luego soltó una pequeña risa estúpida de las cuales odiaba Sophia.

-Estás fuera Morgan. Toda la clase expulsada y una falta grave, la primera normal de internado es la puntualidad y tú te las has saltado. Cierra la puerta y dejanos continuar, si es tan amable.

Hizo caso omiso a sus palabras y echo una última mirada de desprecio disimulada al profesor. Se sentó en frente de la puerta de la clase expulsada y estuvo mirando la puerta como cinco minutos , sintiendose lo más asqueroso de todos. De repente apareció caminando Dereck por el pasillo, tenía una sonrisa en el rostro y sus ojos se posaban en los de ella. Se sentó a su lado y rio mirandole. Ella se quedo callada pensó que se estaba riendo de ella y quería llorar, pero enseguida notó que no era esa su intención.

-Que sorpresa la enana de la clase castigada esto si que es nuevo,eh Sophia.-Rió y le ofreció un caramelo que llevaba en la mano, ella negó con la cabeza y él se lo tomó saboreando pensando que eran los labios de Sophia. Le gustaba, estaba claro pero cuanto para quedar en ridículo delante de todos.

-No quiero molestarte, si quieres me voy.No me importa irme a mi cuarto.-Él le miró extrañado estaba claro que jamás había sido un galán con ella, pero en sus palabras hacía un atisbo de miedo. ¿Por qué tenía tanto miedo a él? No supo responderse y miró a Sophia intentando que está no se diera cuenta de la duda que transmitían sus ojos.

-No digas chorradas, sabes Sophia me gustaría que quedaremos algún día que otro. Tú eres todo un misterio para mí y me gustaría conocerte.-Sonrió y pensó en que la respuesta de ella sería un no rotundo. Sophia por otra parte, pensaba que Dereck se había vuelto loco que se había tomado un tipo de droga demasiado incluso para él. Pero le daba pena, incluso habiendole echo la vida imposible, sentía pena de Dereck. Y no quería rechazarle , no debía por su propio bien si no quería mañana encontrarse muerta.

-Claro está bien,hoy a la tarde que es Viernes podría yo. Me voy ya, ha acabado la clase y no quiero encontrarme con toda la avalancha de estudiantes.

No sabía muy bien porque pero por un lado estaba feliz, por otro asustada y otro más cuerdo que todos los demás le decía que no debía haberse emocionado con  Alec, ni tampoco con Dereck. Que los dos le harían daño y que volvería a acabar llorando como hace un año. No debía haberle dicho que sí, pero ya no podía volver al pasado.

Bajo el hechizo del amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora