—¿Ah, sí? —Sujetó con fuerza los gruesos libros bajo sus brazos—. Ven por ellos.

Con una sonrisa desafiante, James corrió a toda velocidad por el pasillo aledaño. Pestilencia bramó con ira, levitó su propio cuerpo en una carrera por alcanzar a Mago Universal.

El hechicero estaba cerca, solo tuvo que aplicar más de su magia para embestirlo. Sin embargo, Pestilencia continuó derecho y terminó estrellándose con la pared, mientras observaba desvanecerse con molestia la ilusión mágica de James Jerom.

Fuera de las contantes sacudidas del templo, Madame y Ada habían logrado salir bien libradas del campo de fuerza en el que sus enemigos las rodeaban, pero aún el panorama no era distinto.

Cripto mantenía un arduo enfrentamiento de espadas contra Victoria. El metal de su hoja chocaba contra la energía del sable mágico de Madame. No era una experta en combate con armas, pero sabía lo suficiente para defenderse y atajar las furiosas estocadas. Sostuvieron por unos segundos más su batalla, hasta que el vampiro consiguió desarmar a la pelirroja.

Sin nada que la protegiera, Cripto descendió el filo contra ella. Victoria lanzó su mano en respuesta y sostuvo el arma en el aire difícilmente con su magia escarlata durante unos segundos, lo que le dio el tiempo de responder con una patada cargada de energía.

Cripto barrió la arena en su rodada por el suelo.

A solo unos pasos, Ada retuvo con un rayo de su varita el hechizo enemigo de Cascabelea Slytherin. Era potente, pero con un refuerzo a su rayo, el hada logró derribarla.

Serpentina caminó hacia ella y Ada se mantuvo en la misma dirección, ambas dando forma a un círculo en el que ninguna se encontraba.

—Tienes un gran potencial, querida, un desperdicio que te retengas en el lado equivocado, aunque huelo en ti una huella de oscuridad imborrable —tentó la mayor de las brujas—. Fue la Dimensión Oscura, ¿no es así? Te lastima y te inquieta. —Ada se mantuvo en silencio, solo con una mirada fulminante como respuesta—. Es lo que le hace a quienes no están dispuestos a rendirse ante ella. Pero no puedes negarla. Ahora la oscuridad ya es parte de ti, y te llama a aceptarla.

—Jamás me doblegará —respondió, cortante.

—Tarde o temprano lo conseguirá, y entonces no será amable contigo. Quienes se niegan a La Oscuridad son destruidos por su fuerza.

—Vete al demonio.

—¿Y de dónde crees que vengo? —burló con una sonrisa lujuriosa—. Aunque, aquí entre nos, Lord Máximo es mucho más interesante.

—Qué asco.

—Siente la oscuridad en ti, Ada Reich —tentó, aunque ella se mantuvo fuerte—. No niegues tu nueva naturaleza, déjala recorrer tu cuerpo. Hazte una con ella y el dolor que te embarga desaparecerá.

La cabeza de Ada dio vueltas por un instante, desorientada, pero logró recomponerse para avanzar.

—¿Qué cree que hace ahí parada, Ada? —habló Madame, chocando un rayo contra una sonriente Serpentina—. Sir James ya salió del templo. Debemos irnos ahora, ¡acábela!

Ada asintió, decidida, y dirigió su varita firmemente contra Cascabelea. El rayo con el que golpeó a la bruja la hirió de frente, en el hombro, embistiéndola por la arena. Ada sonrió en victoria, hasta que otro giro de tuerca reveló la terrible realidad. Cripto y las hermanas Slytherin reían, mientras Victoria se revolcaba de dolor en el suelo por la sangre que brotaba de la gran quemadura en su hombro.

Se congeló en ese instante. Una mirada horrorizada se formó en su rostro.

—¡Victoriaaa! —gritó Mago Universal desde el otro lado, recién se dirigía hacia ellos, pero apresuró su vuelo en una preocupación abismal.

Mago Universal: Encrucijada temporalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora