Capítulo 14: Epílogo

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Tras un año y medio de relación, Camila y yo decidimos que queríamos probar el irnos a vivir juntas, y como yo sabía que a ella le encantaba su departamento, decidí que me mudaría yo con ella. Total, conservaba el mío por si acaso, y en el de Camila había espacio de sobras para ambas, así que no hubo ningún problema. Llevábamos cuatro meses compartiendo vivienda y por el momento no habíamos tenido conflictos graves ni irreconciliables, y esperaba que así continuara siendo.

—Sinceramente, creo que sigue siendo él el dueño de la casa.

Ella se echó a reír sin poder evitarlo y, dejando a George en el sofá, volvió a acercarse a mí y me rodeó el cuello con sus brazos.

—Ambos son dueños de la casa, no hace falta que lo demuestren.

—Me alegro, aunque espero que sepas que estoy dispuesta a demostrártelo —bromeé, haciendo que ella pusiera los ojos en blanco—. Por cierto… Hay algo que quiero preguntarte.

— ¿Sí? Pues dime.

—Es que… es algo delicado.

Ella frunció el ceño y alejó un poco su cara de la mía para poder mirarme mejor.

— ¿Qué pasa? ¿Es malo?

—No, pero no sé. Es algo que lleva semanas rondándome por la cabeza, aunque quizá es un poco precipitado…

—Lauren, me estás poniendo nerviosa. ¿Qué te pasa?

La miré fijamente a los ojos y me di cuenta de que realmente parecía preocupada. Pero bueno, yo también lo estaba.

—Es que… quería saber si… —estaba más nerviosa de lo que había esperado e incluso me estaban empezando a temblar las manos. Por suerte las tenía colocadas en la cintura de Camila y ella no podía notarlo. Aún.

—Lauren, por favor, dilo ya. Sea lo que sea.

Respiré hondo y solté todo el aire que había estado conteniendo.

—Quería saber si quieres casarte conmigo.

Ella se quedó mirándome en silencio durante unos largos segundos, pues el único sonido que se escuchaba era el de los ronroneos de George, que parecía muy feliz jugando con su cola en el sofá.

— ¿Me…? —empezó a hablar sin apartar sus ojos de los míos, nerviosa. A continuación se humedeció los labios resecos y probó de nuevo—: ¿Me lo estás pidiendo en serio?

—Claro. Jamás jugaría con algo como esto.

Me fijé en que empezaron a temblarle los labios y por eso se los mordió, en un intento por detener su agitación.

—Es que… me has tomado por sorpresa.

—Esa era la intención —le comuniqué con una sonrisa.

Podía parecer que le pedía matrimonio a Camila porque Shawn se lo había pedido a Sara, pero en realidad no era así. Camila había sido la única mujer que me había hecho desear pasar mi vida entera junto a otra persona, y era consciente de que nadie más lo conseguiría nunca. Y también era consciente de que no necesitaba un papel que me asegurara que íbamos a estar juntas para siempre, pero sabía que Camila lo deseaba, y yo estaba dispuesta a hacer cualquier cosa que la hiciera feliz. Como si me hubiera leído el pensamiento me dijo:

—Lern, no necesitamos casarnos… No me malinterpretes, lo que quiero decir es que sé que me quieres igual que yo te quiero a ti, y no necesito que ningún papel nos lo asegure. Tú me lo demuestras cada día.

—Lo sé. Pero también sé que a ti te gustaría casarte algún día, y que por descontado tu madre sería muy feliz viéndote vestida de blanco y casándote con la persona que amas. No nos olvidemos de mi madre, que está deseando que de ese paso… —Ambas nos reímos con ese último comentario—. Y sé que deseo casarme contigo. Deseo que todo el mundo sepa que eres mía, y más importante aún: que todo el mundo sepa que yo soy tuya y que quiero serlo para siempre.

Camila volvió a morderse el labio inferior y acercó su rostro al mío, apoyando su frente en mi mejilla.

—Oh, Lauren. Cada día me sorprendes más —susurró sujetando una de mis manos y colocándola sobre su corazón, mostrándome lo rápido que latía—. Claro que me casaré contigo.

Al escuchar su respuesta mi corazón se acompasó al suyo y llevé la mano que me quedaba libre a su barbilla, pidiéndole en silencio que volviera a mirarme. Cuando lo hizo la besé, rodeando de nuevo su cuerpo con mis brazos y apretándola contra mí.

— ¿Sabes? —le pregunté una vez que nos separamos, sin poder evitar sonreír de oreja a oreja—. Acabas de hacerme muy, muy feliz.

Ella sonrió igual que yo y, acariciándome las mejillas con sus dedos, me respondió:

—Y tú a mí, Lern. Y tú a mí.


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Fin

Tú sabes que no quiero dejarla ahora, tú sabes que creo y cómo. (Something,The Beatles).

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No teman, la próxima historia será larga. Me darán 10 días de vacaciones a principios de febrero así que en ése entonces traeré la historia para no actualizar lento.

Something (Adaptación Camren) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora