Capítulo 7

Depuis le début
                                    

Aquel discurso me sorprendió. Entendía lo que me estaba pidiendo, pero yo no tenía forma de explicarle lo que me pasaba.

—Ya te lo dije, tenía que entregar algo en la empresa al día siguiente y…

—No te creo —me interrumpió cruzándose de brazos.

—Pues no lo hagas. No tengo ninguna explicación que darte, Camila, así que lo siento mucho. No puedo hacer nada más por ti.

Me estaba matando verla allí parada en medio de la sala, nerviosa, y pidiéndome algo que no podía darle. Claro que podía darle mucho más, pero no estaba dispuesta a que lo supiera por el simple hecho de que no era correcto.

— ¿Entonces ya está? —me preguntó en voz baja observando el suelo.

— ¿Ya está qué?

—Aquí se termina todo, ¿no? El martes, cuando te marchaste de la cafetería…, era una despedida, ¿verdad?

Ella también lo había sentido así… como yo. Algo tenía que significar, por lo que decidí ser sincera:

—Sí.

—No vas a volver a la cafetería —no era una pregunta.

—No.

— ¿Por qué?

—Es lo mejor.

— ¡Deja de repetir eso! —exclamó—. Será lo mejor para ti porque al final te habrás librado de mí, pero ¿qué pasa conmigo? ¿Lo que yo sienta no importa?

Entonces sí que no entendí qué estaba pasando. Yo lo último que quería era librarme de ella, pero no podía saberlo… Y por supuesto que me importaba lo que sentía, pero no estaba bien. Fuera lo que fuera, por mí no tenía que sentir nada. No era yo la persona en la que debía estar interesada.

—No es eso… Pero es complicado, Camila. No se trata de ti y de mí.

— ¿Ah, no? ¿No ha sido siempre así? ¿No ha sido así desde que entraste por primera vez en la cafetería? ¿Desde que me llevaste a casa? ¿Desde que cenamos juntas?

—Mira, Camila…

—Si no sientes nada por mí dímelo claro, por favor. Así me ahorro el ridículo que ya estoy haciendo. Aunque si me dices que no sientes nada por mí me va a costar creerte, porque sí, quizá soy una ingenua en esto y… —se encogió de hombros y fue entonces cuando me di cuenta de lo nerviosa que estaba—. Pero sé que hay algo. No sé si en ti, pero sí en mí. Y quiero averiguar qué es. Por eso… si te pasa algo parecido… dímelo e intentaremos… averiguarlo juntas.

A pesar de la vergüenza que supe que sentía me miró a los ojos, y pude notar sus mejillas sonrojadas y su respiración agitada. Era tan valiente… mucho más valiente que yo. Pero el tenerla frente a mí, tan vulnerable y poderosa a la vez, me mataba y me atraía como un imán. Por eso, sin ser demasiado consciente de lo que hacía, me puse en pie, y por primera vez advertí que era un poco más alta que ella, quien también se dio cuenta de aquel detalle. A medida que me fui acercando Camila fue alzando el rostro para poder seguir mirándome. Nunca había estado tan cerca de ella, al menos no de pie, y me percaté de que su frente apenas llegaba a mi barbilla estando sentada. Se veía tan pequeña y tenía tanto dentro de ella… tantas cosas que me moría por descubrir y que ella me estaba ofreciendo con solo mirarme…

Las puntas de nuestros pies chocaron pero ninguna de las dos le prestó atención a ese detalle. Sus ojos me habían atrapado y me estaban condenando a permanecer para siempre anclada en ellos, pero ya no me importaba. Algo me decía que estaba mal, que no podía ir más allá, pero la tentación y las palabras de Camila me impedían echarme atrás. Y era consciente de que ella no me rechazaría, al contrario; no se apartó cuando agaché la cabeza y nuestras frentes quedaron unidas. Solo cerró los ojos durante un instante para volver a abrirlos cuando hablé:

Something (Adaptación Camren) Où les histoires vivent. Découvrez maintenant