Capítulo 11:

383 29 4
                                    

Ignoro por completo cada palabra que suelta por su boca por no coger y partirle la cara y me voy, cerrando la puerta de golpe. Vuelvo a poner mi capucha, tal y como hice la noche pasada cuando salí de casa y emprendo rumbo a mi "hogar", donde se supone que me estará esperando el que es mi "padre" aparentemente enfadado, cuando ambos sabemos que le importa una mierda lo que yo haga. No sé que hora es pero las calles están vacías, algo que agradezco. Solo quiero estar sola en estos momentos, sentarme y reflexionar, o más bien recordar lo que coño pasó ayer. Mi cabeza permanece mareada, pero no tardo en toparme con la puerta al cruzar la carretera. "Oh, cierto, olvidaba que vivo justo enfrente de él". Rebusco las llaves en mis pantalones, en la sudadera, en cada centímetro de mi y no consigo resultado alguno. ¿Dónde mierdas las has metido, Dani? Sacudo la cabeza, me froto los ojos, y vuelvo a buscar. Pero no, no están conmigo, y eso empeora las cosas. Toco al timbre decisiva. Es mi única opción. Y espero atenta a que Charlie me abra.

Escucho como sus pasos se aproximan a la entrada y eso me calma. "Por lo menos está en casa", pienso; así que agacho la cabeza al escuchar como abre el pestillo y me observa desde el otro lado.

-¿Danielle, dónde has estado toda la noche? Estaba preocupado. - dice en tono triste, acercándome su mano con la intención de acariciarme, pero no me detengo e irrumpo en la casa sin pronunciar palabra alguna, esquivando su gesto y cruzándome de brazos.

- No me lo preguntes como si te importase. - contesto casi sin aliento mientras me aproximo directamente a las escaleras y huyo de ahí, trepándolas de dos en dos con la única esperanza de llegar cuanto antes a la que ahora era mi habitación. Abro la puerta y sin detenerme un segundo más la cierro de un portazo. Cojo aire. Ya estoy a salvo. Ya ha pasado, Dani.

Me tumbo exhausta en la cama y miro el techo. Medito. No, no medito, reflexiono. ¿Le besé?¿Me besó?¿Eso es cierto?¿Me estará mintiendo? Me hago una bola y comienzo a cerrar los ojos lentamente. Me siento aturdida, perdida, como si de repente me soltasen en un lugar desconocido y me sintiese agredida. Como si fuese la única que no encajase en un lugar. O cierto, es que es así. En California por lo menos tenía a mis amigos...


Oh dios, Marcus. El primo, o eso creo, de Tristan. Mi amigo que era gay y ahora está enamorado de mi. Recuerdo que ignoré su email y opté huir, pero no podía hacer eso. Él había sido mi amigo desde años, y ¿sería tan superficial como para ignorar esa amistad por un sentimiento amoroso? Hasta a mi me parecía una estupidez, así que cogí el portátil y comencé a escribir.


Hola Marcus,


Sinceramente, leí tu mensaje ayer, pero hasta ahora no me he he visto lo suficientemente valiente como para responderte. Como tú bien has dicho, solo siento por ti un amor fraternal, como el de un hermano mayor que nunca tuve. Siento que no sea correspondido, en verdad lo siento, pero ni siquiera sabía que... ya sabes, te gustaban las chicas. Eras gay. O eso me habías dicho, vamos. Solo quiero decirte que no quiero echar a perder esta amistad por esto, y que espero que sigamos siendo los mismos que antes. Te echaré de menos. 


Dudo si hablarle de Tristan, pero decido que con eso es suficiente y lo envío segura, pensando que por primera vez en estos dos días he hecho algo correctamente. Aparto el portatil de mi y vuelvo a mirar al techo. Tristan. Repito su nombre dos o tres veces más y siento que aún está conmigo. Le insulto ne silencio y me siento mejor. Pero por otra parte agradezco de alguna forma que me hubiese acobijado en su casa en vez de haberme dejado tirada en la calle con aquel desconocido. Joder, es que siempre hace que le acabe perdonando por ser un estúpido. Su forma de hablar, sus gestos, su sonrisa hace que me sienta débil e inmune. Maldito Tristan Evans y maldito el día que me lo crucé en la tienda de música.

« Stay » | Tristan EvansМесто, где живут истории. Откройте их для себя