Parte 19

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Era incómodo. La señora Lenora estaba segura de la relación amorosa entre John y Camille, y aunque en realidad no fuese verdad, ninguno refutó después de aquella explicación en la cena. Así que, básicamente, le habían dado la razón a la mujer.

Cuando todos por fin terminaron, ayudaron recogiendo los platos y demás utensilios.

Camille dibujó un círculo de sal regularmente grande en el que podían resguardarse incluso cinco personas. Les indicó a la mujer y a sus nietas que entraran en él para que estén a salvo, ya que si el espectro aparecía de nuevo, iría detrás de alguna de ellas.

—¿Cómo funciona eso de la sal? —preguntó John.

—Si es algo fantasmal, demoníaco, o algo parecido, no podrá acercarse a ellas. Mientras tanto, averiguáremos por qué está aquí. Pero, John, —lo miró a los ojos de manera firme —si es muy arriesgado, no dudes en...

—No lo haré, Camille. —negó interrumpiéndola —No voy a esconderme mientras arriesgas tu vida.

Asintió con la cabeza, pero en el fondo sabía que si todo se tornaba más peligroso y si era necesario, lo llevaría a rastras dentro del círculo.

Al llegar las once en punto, las luces de las lámparas empezaron a parpadear. La anciana abrazó a sus nietas.

Camille se puso de pie empuñando su cuchillo. De pronto vio a una figura oscura caminar por la habitación de la anciana. A los segundos desapareció y lo vio rondar por la cocina.

John estaba boquiabierto.

—¿Qué es eso?

—Un espectro. Eso es bueno.

—¿Cómo es eso algo bueno?

—Al menos no cruzará el círculo de sal. —explicó sin despegar la mirada de la oscura figura —Hagan lo que hagan, manténgase dentro del círculo. —les indicó yendo hasta la cocina. —Creatura ad tenebras, ut ego te tua voluntate mihi.

El espectro giró y los miró a ambos con detenimiento. John estaba aún más asombrado, ¿qué había dicho?

—Eram missi... a domino... —respondió con voz rasposa. —Ego... hic occidit...

—Qui misit vos.

—A...lex. —terminó de decir para luego desaparecer.

Camille frunció el ceño.

—Alguien lo envió, dijo que viene a asesinar. —explicó la cazadora —Eso quiere decir que está atado a algo, los espectros no aparecen sin que el objeto esté donde aparezcan. Tenemos que averiguar qué es.

—Pero no encontramos nada.

—El espectro nombró a un tal Alex. —recordó. Giró para dirigirse a las tres personas dentro del círculo. —¿Alguien conoce a un tal Alex? Fue quien lo envió.

Una de las nietas se tensó.

—No.

—Sí, era tu novio. —contó la otra jovencita. —No le mientas.

No Puedo Quedarme⌠John Winchester joven⌡SupernaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora