Ángel

917 54 26
                                    

Para brokenlovelyhearts ❤💫

•••

Frank y Gerard habían vuelto de su pequeña salida hace tan sólo unos pocos minutos, los dos estaban sentados en el sofá del departamento del pelinegro. Ambos estaban en silencio, no se miraban el uno al otro por lo sucedido, no sabían cómo explicarlo, no sabían cómo justificarse. Frank era quien estaba más preocupado, se suponía que debía cuidar a Gerard, después de todo ese era el único deber asignado que tenía. ¿Ahora qué haría? Aún no podía irse, debía mantenerse al lado de Gee hasta que le ordenasen que volviera. Pero ya habían pasado cuatro meses, y siendo sinceros él ya no quería irse.

— Frankie... — Había optado por llamarle así, le gustaba decirle de esa forma tan tierna y cariñosa, además ahora había mucha más confianza en ellos — Perdón — Sí, él había iniciado, pero eso fue porque no se pudo controlar. Es que Frank, para ser que no es un humano, era tan hermoso y tan bueno que no se resistió a probar sus apetecibles labios — Fue un impulso — Confesó. Y tenía razón, no mentía, había sido un jodido impulso. Pero no se arrepentía de absolutamente nada. Porque después de todo el beso fue correspondido, así que Gerard con eso estaba más que feliz.

— No te preocupes, Gee. Yo... — El castaño tragó saliva con dificultad. No quería meterse en problemas. Pero si le otorgaron el cuerpo y los sentimientos de un humano entonces debía aprovecharlos al máximo — Yo simplemente debo cumplir con mi misión— No podía olvidarse de su importantísima misión, la cual obviamente debía llevar a cabo. Gee no tenía idea de cuál era esa extraña misión de la que Frankie venía comentando por el motivo de su llegada a su vida. Había venido para ayudarlo, para salvarlo y protegerlo más que nada. El pelinegro tomó entre sus pálidas y delicadas manos las de Frank, haciendo que el de ojos avellanas lo miré ante su acto, porque cada vez que se tocaban sentían unas extrañas corrientes recorrer su cuerpo. Esto claramente no era normal.

—¿Cuál es tu misión?— Meses sin saber con exactitud por qué el castaño había llegado a su vida así como así. Todo era muy extraño y confuso. Pero jamás quiso decirle.

— Tú sabes que no puedo decirte —Contestó, perdiéndose en esos maravillosos orbes esmeraldas que tanto le encantaban. Sentía unas cosas tan extrañas por Gerard, algo nuevo para él, sensaciones y emociones que no lograba comprender. Y claro, porque su cuerpo humano recién aún se estaba "experimentando". El pelinegro de piel pálida sólo lo miraba directo a los ojos, esperando algo más de su parte, alguna palabra o una acción, cualquier cosa. Pero nada. Frank tenía miedo de todo esto, tenía miedo de las cosas que Gee le hacía sentir. Tenía miedo de que deba volver y ya no quiera irse. Sin poder evitarlo llevó una de sus manos a la mejilla del joven de cabello negro, acariciando y sintiendo su suave piel. Gerard también disfrutaba su tacto, ya que al sentir esas hermosas acaricias, cerró sus ojos, deseando que este momento jamás termine. Pero ambos sabían que esto algún día se terminaría, y ninguno podría hacer nada para impedirlo — ¿Q-Qué es esto?— Tartamudeó nervioso y confundido con lo que sentía, porque en su estómago parecía haber mariposas y su corazón latía cada vez con más fuerza, de todas formas no eran sensaciones desagradables, pero aún así lo confundían, porque solamente le sucedía con Gee.

—¿Qué cosa? — Preguntó con su dulce y preciosa voz, haciendo que el castaño de ojos pardos sienta esas increíbles ganas de probar nuevamente sus labios, de sentirlo cerca suyo de por vida. Realmente ya no quería dejarlo, quería quedarse y protegerlo de todo mal, como venía haciendo desde que el pelinegro nació hasta el día de hoy. Frank tomó con sus dos manos la de Gee, guiando ésta directo a su corazón, el cual latía muy rápido por el de ojos esmeraldas. Gerard sonrió, entendía a lo que se refería, sólo que el castaño no lo entendía. El joven de cabello negro soltó una risita tierna, Frank lo observaba, miraba detenidamente sus ojos, sus cejas, su nariz tan perfecta, sus lindos y hermosos labios de rojo carmesí — Frank... — Ambos jóvenes se miraban, sintiendo una increíble conexión entre ellos que no llegaban a comprender. El castaño hizo un sonido de garganta para que siguiera hablando— Te amo — Soltó con sinceridad, después de todo quería decírselo hace bastante tiempo, pero sabía que no podía sentir todo este tipo de cosas, no era lo correcto. Frank, totalmente confundido y también enojado, se levantó del sofá, poniendo ambos manos en su cabeza por la desesperación y por no saber qué hacer con todas estas emociones que sentía muy dentro suyo. Gee también se levantó, viéndolo con tristeza — Te amo... — Repitió en un hilo de voz, sintiendo las lágrimas bajar por sus ojitos. El castaño lo miró ante lo dicho, él estaba en las mismas condiciones, tenían ganas de llorar.

One-shots •Frerard•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora