Capítulo 4: Temores.

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Esta es la primer semana que la Bruja y sus hijos pasan en esta casa, es increíble que ya haya pasado una semana, me he tenido que cambiar ropa, se preguntar porqué me he tenido que cambiar de ropa, pues, porque hoy en la mañana, mientras me encontraba durmiendo incómodamente en mi armario— digo incómodamente, porque en serio es incómodo dormir en un armario— a la mañana siguiente te despiertes con un fuerte dolor en la parte trasera del cuello. Bueno, hoy en la mañana, mientras dormía en mi armario, París el Obsesivo, entró en mi habitación con un vaso de refresco de naranja en su mano, abrió la puerta del armario y luego dejó caer el jugo de naranja sobre mí.
— Ya no quería— Fue todo lo que dijo antes de retirarse de la habitación con el vaso en la mano.
Mi pelo todavía huele a jugo de naranja.
Doy gracias que huele a naranja y no a otra cosa más desagradable, cómo popo de ave.
Por fin he terminado de quitar el olor a naranja de mi pelo, ya no huele a naranja, ahora huele a shampú de coco, mientras me secaba el pelo, un grito ensordecedor invadió mis tímpanos, y no solo mis tímpanos, sino también los rincones de la casa.
Salgo del baño con el pelo un poco mojado, mamá, papá y Paris el Obsesivo corren hacia la habitación de huéspedes, en donde duerme la Bruja junto a su hija Judi la Hipocondriaca, al llegar a la habitación de huéspedes vimos a la Bruja y a su hija sentadas sobre la cama, la Bruja abraza a su hija la cual llora y tiembla, a la Bruja se le quieren salir los ojos.
— ¿ Qué pasó ? — Les preguntó mamá a la Bruja y a su hija.
— Hay un monstruo debajo de la cama — Dijo la Bruja.
— Entró saltando— Dijo su hija.
— ‘Saltando’— Pensé.
— Ulises— Me llamó papá.
Lo observo sin articular palabra.
— Entra debajo de la cama y ve qué hay debajo de ella— Me dijo.
Asiento.
Me puse de rodillas y luego comencé a gatear para entrar debajo de la cama, debajo de ella, chocando con la pared, hay un sapo, un indefenso y pobre sapo.
— ¿ Hay algo ? — Pregunta papá.
— Solo es un sapo— Le dije.
— Sácalo de ahí— Me dijo.
— Ven conmigo— Le dije al pobre sapito antes de tomarlo entre mis manos.
Retrocedí para poder salir.
Salí y me puse en pie con el anfibio entre mis manos.
Formé una cueva protectora entre mis manos para proteger al anfibio.
El animalito observa a la Bruja y a su hija por los agujeros que hay entre mis dedos.
— Es una criatura asquerosa— Dijo Judi.
El sapito croa dentro del encierro de mis manos provocando un grito de terror por parte de la Hipocondriaca.
—Saca esa criatura de aquí antes de que a mi pequeña niña le dé un infarto— Me ordenó la Bruja mientras abrazaba a su hija.
—Sácalo de aquí— Me dijo papá señalando la puerta con la cabeza.
— No solo lo saques— dijo la Bruja paranoica— mátalo, aplástalo como la asquerosa criatura que es.
— No piensa matarlo— le dijo serio— mucho menos aplastarlo.
— Dile que tiene que matarlo— le dijo la Bruja a mamá— la asquerosa criatura puede volver.
— Libéralo lejos de la casa— me dijo mamá— para que así no pueda volver.
Asiento.
— Paris — Llamó la Bruja a su hijo.
— Sí — Le respondió su hijo.
— Ve con él — le dijo — y asegúrate de que esa criatura no los siga de regreso.
Paris asintió.
Llegamos al arroyo, me agaché y coloqué al pequeño sapo en el suelo.
— Ya puedes irte— Le dije al sapo antes de que éste comenzase a saltar.
Me doy la vuelta para irme de regreso, ignoro por completo la presencia de Paris, paso a su lado y lo dejo detrás, no me importa si se pierde de camino.
Paris observó al sapo el cual todavía no había saltado muy lejos de nosotros, Paris se agachó y tomó una piedra, la alzó en el aire; giro para ver si me estaba siguiendo, y lo vi, soltó la piedra en dirección al sapo, la piedra aplastó al sapo, le sacó las tripas, su sangre salpicó la tierra.
— Mamá te había dicho que lo mataras— Me dijo antes de caminar.
Pasó a un lado de mí y me empujó con su codo.
Lo ignoro, no puedo dejar de mirar al sapo que yace debajo de la piedra, aplastado.
Dejé pasar por alto lo sucedido con el anfibio en el arroyo, pero solo por esta vez.
Judi viste con un enorme abrigo color negro, está despeinada.
A Paris le da miedo los gérmenes, a Judi los anfibios, y a la Bruja...

El Gigante y yo Where stories live. Discover now