Capítulo 2: La noticia de mi tía y mis primos.

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Le pregunté a Jaime si él alguien vez, en sus momentos de juventud, sintió la presencia de alguien dentro de su armario.
— Nunca — Me dijo cortando una hoja seca que le había salido a una flor blanca de la noche a la mañana.
— Si sientes que alguien te está vigilando dentro de tu armario y dices que dentro de él no hay nada — me dijo — deberías consultarlo con tus padres, porque, eso no debe ser bueno.
— ¿ No debe ser bueno ? — le pregunté — a qué te refieres.
— Hazme caso y consúltalo con tus padres — me dijo — ellos sabrán responder mejor que yo joven Ulises.
— Tú puedes ayudarme — le dije — dicen que los ancianos tienen sabiduría.
— La sabiduría no sirve para el bienestar y la salud — me dijo — sirve para afrontar los caminos estrechosos y rocosos que brinda la vida.
— Entiendo — le dije sonriente— entonces trataré de hablar con mis padres cuando lleguen.
Cuando mis padres llegaron a casa, pensé sí hablar con ellos sobre lo que le había pasado ayer en la noche, sobre la sensación.
Pero como cuando me dispuse hablar mamá dijo algo que me impresionó, y literalmente me dejó sin aliento.
— Mi hermana Eleonor y sus hijos vendrán a vivir con nosotros un tiempo— Informó.
— ¿ Por qué ? — Le preguntó papá a mamá sin ningún gesto en su rostro.
— Porque Eleonor se ha divorciado— dijo — y Phil le ha dicho que se fuera de su casa.
— Pobre de tu hermana — Le dijo papá a mamá.
— ¿ Cómo estarán sus hijos ? — le preguntó papá a mamá— Judi y Paris.
— Los pobres están destrozados — dijo mamá— no querían separarse de su padre.
Judi “ La hipocondriaca”, y Paris “ El Obsesivo”, no creo poder vivir junto a ellos.
Los chicos son RAROS.
Tomó mi vaso y bebo un sorbo de jugo de naranja.
— Estaba pensando que Ulises podría compartir habitación con Paris — Le dijo mamá a papá.
— Me parece una excelente idea — Le contestó papá.
Por poco y me ahogo con el sorbo de jugo.
Toso.
— ¿ Qué te parece Ulises ? — Me preguntó mamá.
— ¡ No ! — Dije en seco y alzando un poco la voz.
— ¿ Por qué no ? — Me preguntó mamá.
— Porque Paris no es muy agradable — le dije — y tiene una obsesión por la limpieza.
— Es mejor — me dijo mamá — así aprenderás a mantener tu habitación limpia.
— No quiero que esté limpio — le dije — quiero que se quede cómo está.
— No quiero que Paris el Obsesivo toque nada de mi habitación.
— No le digas así — Me dijo mamá.
— Prefieres que le diga Paris el Raro— le dije — sí, suena mil veces mejor.
— Y mejor no hablar de Judi— dije — esa fastidiosa niña hipocondriaca.
Llevo mis manos a mi pelo y tiro de él.
Simplemente no los soporto, así como tampoco soporto a mi tía Eleonor, ella siempre fue, es y será mala conmigo, siempre suele decirme, a escondidas, que yo soy la desventura de la familia, qué por mi culpa, la familia terminará muy mal.
—Ella no es hipocondriaca— me dijo mamá — ella está enferma.
— Enferma sicológicamente— le dije — con qué enfermedad vendrá está vez.
— Espero que sea cáncer, así mi sufrimiento terminará pronto.
— No digas tonterías — Dijo papá enfadado.
— Cuando tu tía y tus primos lleguen la próxima semana— me dijo mamá amenazante— espero que te comportes.
Creo que este no es un bien momento para comentarle a mis padres lo de la presencia en mi armario.
Y cuando lleguen mi tía y mis primos a vivir con nosotros, nunca será un buen  momento.
Detesto a mi tía y a sus hijos.
Cuando lleguen, el ambiente en donde vivo, ya nunca más volverá a hacer el mismo...

El Gigante y yo Where stories live. Discover now