Capítulo 23 - El sótano

314 26 4
                                    

Cuando llegamos al sótano, me doy cuenta de que estaba en lo cierto, un pequeño grito sale de mi garganta, veo a Sam y a las demás chicas tiradas en el suelo del mugriento sótano, miro a mi alrededor detenidamente y encuentro a una de las chicas medio inconsciente con las piernas llenas de sangre, al parecer el hombre que las tiene aquí retenidas ha estado jugando abusando de ella, cuando miro en la otra dirección, encuentro a los otros chicos con las caras destrozadas y ensangrentadas.

Me dirijo hacia Sam e intento quitarle la cuerda que se encuentra alrededor de sus muñecas, una chispa de alegría recorre mi rostro en cuanto veo que estoy logrando desatarla, pero de repente, un grito proveniente de Adam, lo que hace que de media vuelta y mire a todo mi alrededor pero, él no se encuentra en ningún lado, pocos segundos mas tarde, todo se vuelve totalmente negro.

~~~~~~~~~~

Despierto en una oscura habitación medio aturdida, intento ponerme en pie sin éxito alguno, unas cuerdas se encuentran alrededor de mis muñecas y tobillos, los cuales me tienen agarrada a la pared e impiden que me mueva.

Poco a poco mis ojos se van acostumbrando a la oscuridad y consigo diferenciar lo que se encuentra a mi alrededor, muebles, sombras, objetos... recorro cada uno de los rincones de la habitación donde me encuentro revisando que no haya nadie conmigo, pero una vez vuelvo a revisar la oscura habitación, caigo en la cuenta de que no estoy sola, alguien más se encuentra en la esquina que se encuentra delante de mi atado de pies a cabeza, no consigo diferenciar sus facciones puesto que están algo confusas por la oscuridad, el chico no se mueve, parece que está inconsciente o dormido, cierro los ojos esperando que todo esto sea una horrible pesadilla y al poco rato, caigo dormida.

~~~~~~~~~~

Voy despertando poco a poco y una luz me ciega la vista, cuando miro hacia la esquina donde poco rato antes había visto a un chico, me doy cuenta de que se trata de Adam quien se encuentra de la misma forma que había visto antes.

- ¡Adam! ¡Adam! - no recibo ni una respuesta ni movimiento por parte de él, al cabo de un rato, la puerta del sótano se abre y entra un hombre con la cara cubierta con un pasamontañas de color negro.

- Bien pequeña, tus padres me deben algo y ahora es cosa tuya.

- ¡?Que les has hecho a mis padres!?

- Ai, ai, pequeña, veo que no estás al corriente, tengo mucho que contarte. - El hombre se sienta en frente de mí cogiendo una silla medio destrozada y sentándose en ella. - Tu padres no son tus verdaderos padres niñita, eres adoptada, cuando apenas tenías un año una mujer te abandonó en mitad de un parque infantil, ¿sabes que? eras una niña muy mona, y mira en lo que te has convertido... - el hombre se acerca mucho a mi rostro, yo aparto la cara de él y mi vista va a una de las paredes de esta habitación, él mueve mi rostro obviandome a mirarle a la cara. - Mira niña, comportarte, tan solo eres una niña abandonada, un error del cual tus padres, tus verdaderos padres siempre se han arrepentido de concevirte, tus falsos padres quisieron adoptarte pero no tenían ni un duro, pero deseaban tener a una niña como hija, así que recurrieron a mí, les prestaba dinero para poder tenerte, el cual tenían que devolverme años tras año sin límite, pero... ¡Hace tres años que no me pagan! ¿Sabes lo que es haberlo perdido todo? Por culpa de esos inútiles he tenido que renunciar a muchas cosas ¡quiero mi dinero! Ellos no quisieron dármelo por lo que, me vi obligado a terminar con ellos, así que... me toca recurrir a ti pequeña niña, si no me lo pagas con dinero... - acarició con una de sus manos mi rostro mientras la otra lo sujetaba. - tendrás que pagármelo de otra forma. - Su rostro se acercó al mío, mi corazón se aceleró me estaba obligando a hacer algo que yo no tenía intención, unos ruidos en la planta de arriba, unas voces, fueron mi salvación. El hombre se levantó de donde se encontraba y salió corriendo escaleras arriba, con un arma en las manos, apagando la luz en su marcha.

Cuando ya lo doy todo por perdido y mi rostro se llena de lágrimas, me doy cuenta que, Adam, empieza a moverse y a mirar a su alrededor, al parecer, me ha reconocido. - Noah... ¿Noah eres tu? ¿E... Estás bien? - en la oscuridad puedo ver como va haciendo muecas de dolor con cada movimiento que realiza. Antes de que pueda responder a su pregunta, el hombre regrese en la habitación con lo que parece una mujer en su hombro, colgado como si de un saco de patatas se tratara, cosa que impide que pueda ver su rostro con claridad, deja a la mujer en una de las esquinas que queda libre sin cuidado alguno y sale de la habitación, no sin antes atarla de pies a cabeza.

Save MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora