Con hoyuelos.

486 45 9
                                    

“Es curioso, pero solamente cuando ves a las personas hacer el ridículo, te das cuenta lo mucho que las quieres.”— Agatha Christie.

Me mantuve al tanto de Murder y Spencer mientras estuvimos en el palacio. Estaba casi shockeada. No puedo aguantar. ¿Por qué esa tipa siempre está donde no la necesito?

Algo interrumpe mis pensamientos. Mi nombre resuena en la sala y me volteo.

—Erin. ¿Oíste? Debes dar tu informe— Hotch me mira, preocupado.

—Disculpen...— me refregué los ojos y continué hablando.— Bueno, habíamos acordado con la Unidad que el sudes era un hombre que pasaba desapercibido. ¿Qué mejor que una boda para "tomar fotos"? En fin, antes de pasar a la celebración, conocí a un caballero, muy inteligente me atrevo a decir, que resultó ser un detective asesor. El único en la rama. Bueno, este hombre ayudó para la resolución del caso. Recibí un llamado del dr. Reid que me indicaba que vaya con él y la agente Murder, quien desapareció en cuanto aparecí— recordé—. El coronel Skaever estaba apuntando su cabeza con un arma, sabía que podría morir si retiraba su cinturón. El hombre se quitó la vida en unos minutos, no tuvimos tiempo de nada. Eso fue todo. — Recordé el abrazo que nos dimos con Spencer. Y luego recordé que Murder había estado en su habitación. No insinúo que tuvieron... algo. Pero ¿qué diablos hacía ella ahí?

—Hay algo que descubrí cuando investigué la escena. Al retirar el cinturón, detrás de la placa había unas palabras que decían "Elementary", como en el arma que portaba nuestro sudes del caso anterior. Es más que obvio que están conectados— dice Reid.

—¿Por qué no lo dijiste antes?— dice Hotch.

—Pensé que solo era una marca. Lo siento.

Hotch frunce el ceño y fija su mirada en un punto al azar.

Luego de ese rato en silencio, habló mi amigo. Debo preguntarle su nombre. Él dijo que su mejor amigo le había contado sobre el caso y que la policía había ido a “consultarle”. Dijo que allí me conoció y mientras que yo armaba una distracción pudo agarrar al fotógrafo. En fin, todo lo que ya habíamos dicho solo que desde el punto de vista de varios.

Terminamos, mi amigo no tardó en salir y lo seguí.

—Hey— lo  alcanzo y lo detengo tomándolo por el hombre. Él se voltea y me mira.

—¿Pasó algo?— dice, manteniendo el ceño fijo, sin mover las cejas ni parpadear.

—¿Piensa decirme su nombre algún día?— le digo alzando la vista. La verdad es que es bastante alto. Ahora sí, alza una de las cejas pero sin dejar de mirarme. Qué miedo oigan. Ahora niega con la cabeza y ríe.

—Yo se su nombre, usted no sabe el mío. No son así las cosas más... ¿divertidas?—. Abrí la boca sorprendida. No puede ser que haya dicho eso.

—Pues... no lo son. No para mí, ¿por qué debería ser divertido? ¿Por qué no quieres decirme?

—Porque así será mucho mejor. Para todos. Además, querrás buscar mi nombre. Quizás lo encuentres y no tendré que decírtelo— y con eso dio fin a nuestra conversación. Me sonrío y se fue alejando y haciendo más pequeño durante la estrecha calle.

-----------

Hotch nos avisó que Reid y yo debíamos quedarnos unos tres días más en Londres para dar la conferencia de prensa. Por un lado me siento muy feliz y, por el otro lado, siento que todo va a salir mal. Murder se quedará también, ha encontrado el amor en Firth, el agente guapo de la Interpol. Ah por Dios, creo que solo necesito descansar.

-Narra Spencer.

Me recosté a dormir hace unas tres horas. No bebí café para poder descansar bien, sin embargo, me desperté. Con la almohada pegada en la cara (no literal) corrí a cambiarme. Creo que se me hacía tarde para... ¿para qué? No lo se, sólo seguí mis instintos o mis inconscientes movimientos.

Terminé de cambiarme y todo y salí de mi habitación y me dirigí a la de al lado. A la habitación de ¿ERIN? OH POR DIOS. PIES, NO ME FALLEN AHORA. DETÉNGANSE PIES.

Debo estar delirando, ¡estoy gritándole a mis pies en mis pensamientos! Abro la puerta y entro, sin miedos ni titubeos. Diría que mis pasos son firmes.

Encuentro a Erin leyendo en el balcón. Está leyendo Otelo, oh... es perfecta. Me asomo y toco la puerta de vidrio. Ella se sobresalta, se sonroja y sonríe. Plantaría margaritas en esos hoyuelos que se le hacen en las mejillas.

—¿Pasa algo, Spence?— dice ella, poniéndose de pie.

—Ah... Yo...— tartamudeo. No se exactamente qué diré. Ni qué hago allí en frente de ella.

—¿Te sientes bien? ¿Quieres agua?— abro la boca para decir algo pero la cierro de inmediato y solo asiento con la cabeza. Ella se levanta y se acomoda la blusa. Es un día lluvioso, sin embargo Erin usa ropa de verano. Tiene una blusa de color verde oscuro y unos jeans grises, lleva un cardigan atado a la cintura y zapatos acordonados, bajos y de color marrón claro. Su cabello está suelto y le llega poco menos de los hombros.

Erin me trae un vaso con agua y nos sentamos en el balcón. La observo mientras me tomo de un trago todo el vaso. Oh, joder, luego voy a querer orinar y tendré que irme.

—Y bien ¿a qué venías? ¿Pasó algo con la junta?— dice ella esperando respuestas.

—Yo... yo vine a decirte que... que... Erin, te amo— lo solté. Lo he dicho. Se lo he dicho. Joder. No puede ser, mira su cara. Puedo leer esa expresión: es de asombro, aunque esconde... ¿FELICIDAD? ¿HAY UNA SONRISA DETRÁS DE ESAS CEJAS ALZADAS? Espero que sea una sonrisa y una con hoyuelos.

The end has no end.Where stories live. Discover now