Gideon.

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El agua salía helada. La comida de los platos no se quitaba con facilidad. Detesto lavar los platos, pero solo quedan bien cuando yo lo hago.

Habíamos organizado un almuerzo para celebrar que Gideon volvía a la UAC. Habían ido todos; Hotch había estado muy sonriente y risueño; Morgan estuvo bromeandole a Reid todo el rato, pero de todos modos Spence no se lo tomó a mal; Penélope se la pasó haciendo chistes y contando anécdotas; JJ habló mucho con Hotch sobre sus hijos; Gideon era el centro de todos, estuvo dándome consejos para apuntar bien con la pistola. Había sido un lindo mediodía.

Mientras pedían un postre, yo lavaba los platos, Reid había recogido la mesa y estaba sentado viendo como los lavaba. Tardé como 5 minutos en darme cuenta que quería decir algo.

—¿Algún problema?—le comenté.

—Ninguno, es solo que...—se acomodó en la silla— imaginaba a Maeve lavando platos.

Le sonreí comprensiva, era un chico enamorado. Penélope entró en la cocina al grito de "¡Llegó el postre!" a  lo que dejé escurrir un plato más y fui con los otros. Estaban repartiendo helado en diferentes platos.

Hotch estaba sonriendo y quiso anunciar algo, había venido con su mujer y ella fue la que se paró y pidió atención, todos nos volteamos a verla y dijo:  —Aaron y yo... seremos padres—todos nos quedamos boquiabiertos —pensamos que debían saberlo ya que Aaron los considera sus amigos—. Hotch y yo habíamos formado un fuerte lazo de amistad. Hasta una vez habíamos llegado a cofundir un poco las cosas, pero ambos éramos iguales en varios aspectos que no eran muy positivos que digamos y eso nos dejaba en desventaja, así que olvidamos ese tema y retomamos nuestra amistad. Sinceramente hubiera sido un error que nuestra amistad se terminara.

También tenía una increíble relación con Morgan y García. Desde que llegué a la UAC, Morgan se había encargado de que hiciera bien las cosas y es el día de hoy que puedo decir que no he tenido incovenientes con ningún caso, sin excepciones, ninguno. Spencer y yo somos casi intocables, hablamos, nos contamos cosas, pero no podemos ser amigos. No de ese tipo de amistad que hay con Morgan, por ejemplo, que le puedo decir de ir a tomar un café y le encanta la idea; o con Hotch que parece tan frío y tan distante y aún así me cuenta sus más íntimos secretos. Reid y yo somos buenos compañeros de trabajo, eso somos. La realidad es que a mi me parece súper guapo pero nada, quiero decir, es Reid.

Al terminar el postre nuevamente recogimos los platos sucios y los lavé, y luego cada uno se fue a su casa. Yo, por mi parte, terminé con los platos y dejé la cocina impecable. 

Me acosté y pensé que pasada esta semana no había habido ningún caso y que desde el último no había dormido muy bien. Me dolía la cabeza a menudo y sólo quedaba de mi sentarme en mi oficina y organizar papeles, carpetas, fichas, tomar café, reponer café, etcétera, etcétera. Me deambulaba por Quántico todo el tiempo hasta encontrar a alguien a quien molestar, un libro el cual leer, o algo  por el estilo. Rossi había estado impaciente por un caso pero no del todo, quería un último caso en la UAC a su mando pero que sea genial. Quería sacar él solo el perfil del criminal, el cual nunca se presentó. Le hicimos una despedida más bien entre nosotros, habíamos hablado con él diciéndole que podía quedarse y colaborar con Gideon, pero Rossi nos dijo que era mejor que no, que probablemente habría muchos choques y que él aún así estaba feliz por haber trabajado con el equipo y para cualquier necesidad, le llamáramos, que estaría disponible.

Con Gideon no tengo mucha experiencia, casi soy nueva para él. Llegué al equipo en sus últimos días, he sabido que es una persona espectacular y es el mejor en su rubro. Sin duda lo creo, en el almuerzo me ha dicho varias cosas sobre mi casa que demuestran el tipo de persona que soy, me ha enorgullecido, en algunos aspectos, que mi casa represente una buena imagen de mi.

Me recosté y soñé con el último caso, sólo estábamos Rossi, Reid y yo. La  verdad sólo le disparaban a Spencer en el estómago, no moría pero quedaba paralítico... Casi siempre sueño que hieren a Reid, debe ser porque creo que es el más débil... Pero, también, con esa timidez e ingenuidad es muy tierno y nos sirve para los interrogatorios. Siempre está temblando y nervioso y a los criminales autoritarios les gusta eso, les hace sentirse superiores y de este modo sienten que si dicen la verdad no podrán hacerles nada. Se equivocan.

Despierto sobresaltada por el tono del teléfono ¿alguna vez sacaré ese horrible ringtone? Atiendo. Era Hotch.

—Erin, te necesitamos. Ven en diez minutos.

—Aaron Hotchn...

Hotch me interrumpe.

—Diez minutos, Erin, diez.

Cuelga y me levanto de golpe, me mareo un poco por la brusquedad y corro a vestirme. Tomo el primer traje azul que encuentro, unos zapatos bajos y corro al baño. Tras un intento fallido de peinarme me maquillo, tomo las llaves de la casa y del auto y corro a Quántico. Odio cuando Hotch hace eso.

Al cabo de unos siete minutos llego, estaban JJ, García, Reid y, obviamente, Hotch.

—Llegué.— Miré a Hotch alzando una ceja y no pudo evitar reírse. Eso me encanta de él: sólo yo y su mujer podemos sacarle esa cara de perros.

—Tenemos un caso, García lo presentará una vez estemos todos.

Hotch se dio media vuelta y fue a buscar a Gideon. He sabido que son amigos. García corrió a buscar café y JJ le ayudo a traerlo. Reid estaba inmerso leyendo un libro sobre los gestos corporales. Yo ya lo había leído en la universidad.

—Eh, Reid ¿te puedo hacer una pregunta?

Reid se sobresaltó viendo que le observaba y levantó la vista.

—S... Sí, dime Heatherton.

—No te pongas nervioso no es nada malo, sólo quería saber quién te dio ese libro.

—Lo tomé de la biblioteca ¿por qué?—. En realidad el libro no me interesaba...

—En verdad, no es eso. Sólo quiero saber como manejarme con Gideon... Quiero decir, no lo conozco mucho... ¿Qué debo hac...—Alguien irrumpió en la sala. Eran los del equipo que faltaban. Reid se puso de pie. Entró Gideon y sentí una electricidad por todo el cuerpo, Reid se puso detrás mío y susurró:

—Sólo se tú misma.

Se salió de atrás y se sentó en la mesa ovalada. Me senté junto y le agradecí, a lo que él sonrió nervioso. Era tan tierno.

—Bueno, Gideon, bienvenido nuevamente. Nos has de extrañar mucho ¿no es así?—dijo Morgan bromeándole.

Gideon esbozó una sonrisa y le palmeó la espalda.

—García, por favor, comienza.—dijo Hotch con su cara de seriedad. Maldigo su maldita cara de tipo malo cuando en realidad es una ternura de persona.

—Bien, se nos ha presentado un caso algo cercano. No deben preocuparse por ustedes pero se han hayado tres agentes del FBI muertos. El último apareció ayer en la noche. Pero, parecen ser suicidios. Tanto la familia de la primer víctima como las dos últimas se encuentran en total desconcierto, afirman que ellos eran felices... Hay algo más, ninguno de los cuerpos ha sido encontrado en un lugar conveniente, sino que lugares donde nunca habían estado.

The end has no end.Where stories live. Discover now