Ciclotimia.

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Estamos en el avión, Erin piensa lo que dirá al llegar a Quantico sobre el caso. La verdad es que está muy pensativa, bueno a veces la mejor medicina para lo que sea es pensar, o al revés...

Yo trato de no pensar en Maeve, a veces me pregunto por qué... Maeve fue la segunda persona que más amé, digo la segunda porque mi madre siempre será la primera. En realidad, fueron y serán siempre las únicas. No encuentro ese tipo de relación con nadie.

Para despejarme un poco de Maeve decido inspeccionar la pistola. Se muy bien que la he visto antes. No recuerdo del todo de dónde...  Sólo... sólo debo pensar y concentrarme.

—Reid, querría que hablemos luego.—Me dice Gideon. Yo asiento y sigo mirando la pistola. Le doy vueltas y encuentro un enmarcado con unas letras sobresalientes. Ese fue el impulso que necesité para darme cuenta qué era esa pistola... Estaba sellada con color dorado, una simple palabra como "Elementary". Podía ser una marca, o podría significar otra cosa.

Mejor espero a que lleguemos a Quantico para oir un informe diez.

-Narra Erin.

Aún no se como redactar el caso. Prefiero hacerlo en mi casa, la verdad es más cómodo. A veces uso los viajes como un recurso para pensar y descansar hasta llegar a destino.

Para ser sinceros estuve pensando en Spencer. Él estuvo ahí, yo sabía que Woolridge no dispararía pero... ¿y si disparaba? ¿Y si me equivocaba? Se que es el trabajo de Spencer y se que el que disparó fue Morgan, bueno pues de haber sido Spencer me hubiera disparado a mi. Pero de algún modo me sentí protegida por algo más que su trabajo. Intenté no pensar en ello, él debía concentrarse con su novia, la cual nunca recuerdo el nombre. Quizás no deba ponerle tanta atención a Spencer.

Una vez ya en Quantico, luego de un larguísimo viaje en el que me sumergí en mis conclusiones y dudas, y en el cual exploré un largo sueño de casi medio viaje.

—Bueno, Erin, puedes comenzar.

Me paré al frente y aclaré la garganta.

—Bueno, al principio llevé a Reid a la escena del crimen de Lucy. Allí le conté un poco sobre lo que teníamos del caso. Averiguamos sobre Rachel, quien era la hija fallecida de la sra. Lucy. Al no poder aportar nada más al caso, salimos afuera. Allí nos encontramos con algo un poco peculiar: un taxi. ¿Qué haría un taxi tan lejos de la ciudad, en una casa deshabitada? Primero pensé que sería un chusma, finalmente subimos al taxi con la excusa de ir a cenar a la ciudad. Ya una vez dentro del taxi, recibo una llamada de Morgan quien me dice que encontraron la maleta. Les pase la clave y así ustedes me enviaron el número de celular, al cual llamamos con Reid y sonó dentro del taxi. Bueno ya luego Woolridge nos apuntó y nos llevó a la escuela abandonada. Allí me hizo bajar del auto y entramos en la escuela. Me mostró los dos frascos con veneno, dijo que uno contenía el "antídoto" que haría que viviría y otro que contenía veneno. Alargué un tanto la charla y deducí por sus movimientos y algunos registros que vi anteriormente, que tenía cáncer. No cualquier cáncer, era un tumor cerebral. Le quedaba poco tiempo de vida y ese fue el móvil por el cual decidía quitarle la vida a otros. Claro que ambos frascos contenían veneno y eso me lo probó él mismo. En fin, al verse atacado decidió apuntarme. En ese momento llegaron justo a tiempo y le dispararon, aunque Woolridge jamás iba a dispararme. Caso cerrado.

El equipo me vio yendo de aquí y allá mientras relataba el caso. No estuvo tan mal. Aplaudieron como solíamos hacer cuando alguien terminaba el informe, como si fuera una especie de cuento el cual contamos con excelencia y profesionalismo.

El día terminó y la verdad estaba cansada. En Quántico lo miré a Spencer, aflijido. Quiero ser su amiga. Quiero saber qué le pasa. Son sentimienos ciclotímicos, un día ni me fijo en él, otro me preocupo, otro me desespera. La ciclotimia es una desgracia.

The end has no end.Where stories live. Discover now