Capítulo 9: No somos tan diferentes.

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Una última vez, Roberto fue llamado a las lúgubres oficinas de Omniwork donde decidiría su destino de una vez por todas.
MIllonetis estaba en su despacho, donde siempre, pero dándole la espalda al airado y furioso Roberto.

–¿Que quiere?, ¿Para que me hizo volver?

–He estado pensando detenidamente y Roberto, usted y yo no somos tan distintos.


Roberto rió con ironía

–No será por el sueldo o la posición social– reprochó de forma airada.

–Claro que no. Roberto yo al igual que usted también cometí un crimen pero la sociedad me lo perdonó– Milloneti se giró hacia Roberto y lo miró de forma sincera por primera vez– Una injusticia que ahora podemos remediar y solucionar amigo. A mi me dieron una oportunidad por unos prejuicios, en mi caso unos prejuiciosos positivos. Me salvaron de la cárcel, eso y el dinero claro está, y ahora le haré un favor a usted: le voy a ayudar, le voy a contratar dejando a un lado esos prejuicios y entendiendo que según las circunstancias uno llega a hacer cosas– MIllonetis dudó y miró hacia un lado– inesperadas. A veces incluso justificadas.

Roberto no se podía creer lo que pasaba. No entendía ni el como ni el por que pero ahora tenía un trabajo y ese viejo avaro había reflexionado y había abierto su corazón. El León había sido vencido por el pingüino.

–Gracias. No se arrepentirá.


Millonetis asintió mientras esbozaba una sonrisa mezquina.

–Ya lo creo que no.


Horas después Roberto miraba confiado al horizonte esperanzado porque al fin después de tanto sufrimiento había algo de esperanza sn su futuro. Se sentía como aquel pingüino que sale del nido y ehca al fin a volar.Y en su oscuro y siniestro despacho el Señor Millonetis en la soledad de su sombría existencia guardaba en un cajón su viejo abrecartas y de otro sacaba un viejo recorte de periódico donde se podía ver en grande "¡DRAMA!, ESPOSA DE MILLONARIO ES ASESINADA!" junto a una breve descripción del crimen e ilustrado a su derecha por el autor del mismo. Una foto de Roberto decoraba la noticia.

Ex reclusosWhere stories live. Discover now