Capítulo 8: Me vienen a la mente sus últimas palabras

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Mientras tanto en las oscuras y siniestras oficinas de Omniwork, el Señor Millonetis se reunía con su empleada la Señorita Elegante. Estaban sentados bebiendo, y sin meditar mucho, ella le planteó una pregunta a Millonetis.


–¿Al final va a contratar a ese joven que vino?, parecía apto y buena persona.

La Señorita Elegante parecía sincera en su planteamiento.¿Podría un robot tener sentimientos?


–¿Ese?– Millonetis formó una cara de desagrado y asco– ¡Ese era solo un criminal!

–¡Uy!, no será para tanto ¿No?

Millonetis miró con duda y asombro a su empleada, parecía intentar descifrar si hablaba en serio o se había escacharrado.

Paralelalemnente mientras ambos estaban abrigados en la noche bebiendo y conversando, Roberto ocultaba su rostro y sacaba de su bolsillo un cuchillo de grandes dimensiones, preparando para volver a delinquir.

Millonetis dudó y miró a su compañera.

– Un criminal confie en mi, yo reconozco a los de su calaña. Cometió un crimen y seguro que volverá a cometerlo.

–Pero hombr– Replicó la señorita elegante– ¿No cree usted en la reinserción?, en que puede cambiar. Seguro que ya no es así.

Roberto allá en aquel oscuro parque alzó el cuchillo y se preparó para cometer el crimen que iba a salvarle de esta vida complicada. No tenía otra opción.


–¡Bah!, un criminal siempre será un criminal. No hay redención posible. Eso es algo que no cambia. La gente no cambia Señorita Elegante debería usted saberlo ya.

–¿Seguro?

El Señor Millonetis sacó de un estuche un viejo y hermoso abrecartas dorado. Lo alzó en alto y lo observó detenidamente, parecía que iba a comenzar una reflexión.

–Con este abrecartas abrí mi primer sobre. Lo heredé de mi difunta esposa a la cual echo en falta más que a nadie. Cuando lo admiro me viene al mente sus últimas palabras.– En la mente del anciano y cansado hombre sonaba la última frase pronunciada por su esposa en su lecho de muerte " ¡Socorro!, ¡Este hombre me quiere matar!"– Me dije que las cosas serían distintas esta vez. Que todo sería diferente.

En ese instante y en aquel oscuro parque, Roberto arrepentido por lo que iba a hacer, reflexionó sobre el camino que debía llevar y arrojó su cuchillo lejos de él, convenciendose de que ese no era el camino. No Sabía como solucionar las cosas pero estaba seguro que no volvería a delinquir.

Millinetis reflexionaba con el abrecartas en sus manos.

–Quizás las cosas deban ser diferentes esta vez. No somos perfectos, ¿Verdad Señorita Elegante?

La Señorita Elegante asintió indicando que posiblemente estaba de acuerdo.

Ex reclusosWhere stories live. Discover now