Al cabo de dos semanas de tratamiento, finalmente pude recibir visitas.
La primera en hacerlo fue mi madre, quien prácticamente tuvo que sacarme las palabras de la boca porque me sentía demasiado desanimada para hablar:
—El Dr. Carls me contó todo.
Asentí ligeramente con la cabeza.
—Tú no te dabas cuenta de ello, pero día tras día salías al jardín y buscabas las rosas que tu alucinación te traía. Luego escribías tú misma las cartas y las dejabas al lado de las rosas.
Fijé mi mirada hacia la esquina donde siempre te sentabas, Emmett. Seguías ahí, muy decaído. Tras verte por enésima vez, una lágrima rodó por mi rostro.
—También me contó que encontraste la distorsión: tu alucinación posee tus mismos ojos. Es un reflejo de ti, pero versión hombre, lleno de todas las virtudes que tú sientes que careces. Pero hija, te lo aseguro: tú estás llena de muchas virtudes hermosas, ¿me escuchas, Katie? Eres muy valiosa.
Asentí otra vez con la cabeza. Entonces mi madre se dio cuenta que mi mirada estaba perdida hacia la esquina de la habitación.
—¿Está aquí?—preguntó—. ¿Emmett está aquí?
—Sí.
Mamá me agarró ambas manos y las apretó fuerte dándome todo el apoyo que yo necesitaba en aquel momento.
—Sé que ahora mismo no lo ves o sientes, pero todo va a estar bien, hija—me dijo—. Saldremos de esta, Katie. Saldremos de esta.
Tuve esperanza y confíe. Porque eso es lo único que te queda por hacer cuando ya no parecen haber razones para seguir adelante.
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Emmett viene a verme (Verte #1)
Historia CortaMi vida parecía la peor pintura de todas: una hecha a escala de grises. Entonces llegaste tú a verme. Y todo adquirió color. Katie despierta un día en un sitio que para ella es totalmente desconocido. Unas luces blancas están cegándola y algo...