32. Del odio al amor

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(Dafne)

Le guiñó el ojo a Nora y ella le devolvió una tímida sonrisa. Al final todo el entrenamiento y las excursiones habían servido para algo, en cuestión de media hora habían localizado los puntos débiles de los secuestradores e ideado un plan para desarmarlos.

Tardaron un poco más en convencer a Sonia de que las ayudase pero después de que Triz le mostrase algo de su móvil, se había mostrado de lo más cooperativa.

―Oye, oye...¿creéis que es un buen momento para pedir un aumento de paga?―preguntó sin apartar la mirada del hombre de treinta y tantos que estaba sentado en el suelo frente a ella con las manos atadas a la espalda y una mirada furiosa.

―¿En serio?―preguntó Sonia de mal humor.

―¿Qué? Acabo de evitar que roben un banco, merezco un aumento.―contestó fingiendo estar ofendida, escuchó al secuestrador gruñir y lo miró fijamente.―Me resultas conocido, ¿te he pateado el trasero antes?

―¿A quién le importa eso?―preguntó Sonia arrastrando al secuestrador bajito por el suelo hasta el centro dónde Nora había obligado a sentarse al alto de cabello revuelto.―¿Triz qué haces?

―Ponerle el seguro a...

Antes de que Triz terminase la frase la pistola se disparó asustando a los rehenes que estaban cerca de ella y dejando un agujero en el suelo.

―¡Menos mal que la tenía apuntando al suelo!―exclamó Triz divertida antes de que Sonia le quitase la pistola de las manos.

―¡Trae eso antes de que mates a alguien!―Sonia le lanzó una mirada envenenada a Triz que la peliblanca ignoró, de hecho Triz fue dando pequeños saltitos hasta la puerta.

―Muy bien, para que quede todo claro antes de salir y avisar al comisario Castillo, ¿a cuál va a ser el único medio de comunicación al que vais a conceder una entrevista?―preguntó Triz con una radiante sonrisa.

―Al tuyo.―repitieron por enésima vez todos los presentes, ella incluida.

Triz asintió con felicidad y se dio la vuelta pero antes de salir volteó una vez más hacia ellos.

―Y no os preocupéis por la prensa que hay ahí fuera, yo me encargo.

Y dicho eso Triz abandonó la sucursal, ella suspiró y miró de nuevo hacia el hombre que estaba sentado en el suelo. ¿De qué demonios le sonaba? Agitó la cabeza confundida, bueno, ya lo recordaría más tarde.

De reojo vio como la limpiadora del hotel y el que fue su cliente se fundían en un abrazo. Si se casaban, ella y Ann deberían ser sus damas de honor.

―Buen trabajo niñas.―felicitó su padre entrando al recinto acompañado de un gran despliegue policial (ya innecesario), ella le guiñó el ojo a uno de los agentes a los que media hora antes había noqueado y él se limitó a caminar hacia ella para arrestar al secuestrador.

―Derrotado por una niña de nuevo.―escuchó decir al hombre cuando dos policías lo obligaron a ponerse en pie.

¡Un momento!

―¡Eres el ladrón del bolso! ¡Oye, oye... sabía que te conocía!―exclamó a gritos mientras él trataba de soltarse del fuerte agarre policial en vano, uno de los agentes extendió la mano y ella le entregó la pistola.―¡Que mal ladrón eres, no una sino dos veces te he arrestado, debería darte vergüenza! ¡Eres un ladrón horrible! Con lo fácil que es robar un banco, el truco consiste en...

―No le digas cómo se roba un Banco.―interrumpió Fran antes de darle un abrazo cariñoso.―Me alegro que estés bien, y ya me explicarás más tarde porque Sonia quiere que arreste a Triz.

Cállate y Bésame (TQST Libro #2)© [EN LIBRERIAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora