2. Diferentes puntos de vista

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(Dafne)

Estaba tan... tan... ¿cuál era la palabra? ¿furiosa? ¿enfadada? ¿rabiosa? Digamos que estaba las tres cosas juntas y con unas terribles ganas de cometer un asesinato. Había visto las suficientes series de televisión para saber cómo matar a alguien y ocultar el cadáver, además su padre era policía y su madre fiscal, conocía de sobra las leyes del país y eso le permitía poder usarlas a su favor.

Una vez más restregó su mano derecha contra sus labios, ¡ese cabrón la había besado! ¡la había besado por sorpresa, así sin más! Volvió a frotarse los labios con fuerza intentando eliminar el hormigueo que aún sentía sobre piel. ¡¿Cómo se había atrevido?! Se tiró sobre la cama y se puso a patalear un buen rato sobre ella hasta que cansada hundió la cabeza en la almohada.

Pero esto no iba a quedar así, de eso nada...Iba a vengarse y su venganza sería terrible, que ese idiota no creyese que iba a mancillar sus labios e iba a quedar impune. Apretó la almohada entre sus manos y luego apretó la cabeza sobre ella para comenzar a gritar insultos. Realmente no sabía con quién estaba más enfadada, si con el imbécil de Damián por besarla o con ella misma por no haberle partido la cara allí mismo. De hecho su reacción fue de lo más patética, se quedó quieta, callada y sonrojada... y cuando por fin reaccionó (con grandes instintos asesinos) Damián ya se había marchado de la cafetería, aunque claro el muy cobarde había huido nada más separarse de ella.

Ese chico podía darse por muerto.

De todas las putadas que se habían hecho durante todos estos años, esta había sido la peor. ¿¡En qué narices estaba pensando cuándo decidió besarla?! Obviamente lo había hecho como venganza por haberle tirado el plato de comida encima y humillarlo pero había una línea que no debían cruzar y Damián la había ignorado por completo, de hecho el falso pelirrojo había pisoteado y posteriormente bailado sobre esa línea.

Estrujó la almohada antes de lanzar un gruñido y tirarla contra el escritorio. Llevaba un par de horas encerrada en su habitación con un humor de perros pensando en una buena forma de vengarse pero ninguna idea le parecía lo suficientemente cruel, únicamente la idea de ver su cabeza clavada en una pica la satisfacía.

―¿Qué haces?―preguntó Ann entrando por la puerta y sentándose de un ágil salto sobre su escritorio.

Dafne miró a su amiga. Annalise era su mejor amiga desde que la conoció con unos cinco o seis años de edad, ella era su alma gemela en el tema de las travesuras, y una gran amiga que le proporcionaba apoyo moral en todo. Físicamente era una chica delgada y bastante atlética (como ella), tenía el rostro ligeramente redondeado, el cabello rubio (como toda inglesa) y muy largo y unos brillantes ojos azules. Pero que su dulce y delicada apariencia de ángel caído del cielo no os engañase, ella era un demonio, un lobo con piel de cordero, una mujer de armas tomar... ¿iba quedando clara la idea, no? Ann era muy inteligente y afortunadamente para ella esa inteligencia la usaba para el mal, siempre con indicaciones suyas para que ese mal diese frutos rápidos y divertidos.

―Estoy pensando en formas de joderle la vida a Damián.―contestó Dafne mirando hacia su amiga, la rubia cruzó las piernas elegantemente y la miró.

―¿Y se puede saber que te hizo hoy? ―curioseó la rubia mirándola con interés, Dafne gruñó y meditó unos instantes si debía o no contarle lo sucedido finalmente se decantó por hacerlo, al fin y al cabo ellas no se ocultaban nada.

―El muy desgraciado me besó des...

―¿¡Cómo que te besó?!―exclamó Ann abriendo los ojos de forma desorbitada e interrumpiéndola. ―¿Y besa bien?

―¡Ann! ¡Ese imbécil me besó por sorpresa para humillarme y dejarme en ridículo delante de toda la facultad!―indicó ella poniéndose en pie de la rabia y lanzándole una mirada atemorizante.―Voy a matarlo, te juro que voy a matarlo.

Cállate y Bésame (TQST Libro #2)© [EN LIBRERIAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora