Chiquititas: Los Rosales

SEPTIEMBRE - 16

Nieves se despertó temprano aquel día. Tenía que dejar a Jelissa en casa antes de marcharse para trabajar en el Hogar Los Rosales.

Encendió su teléfono. Había varias llamadas perdidas y también mensajes de Sandra. Nieves suspiró hondo:

—Sabía que esto iba a pasar...

Volvió a suspirar y llamó a su amiga, quién atendió al momento:

—¡¿Dónde está la niña?! —la chilló.

—Dormida Sandra, tranquilízate. Pasate a recogerla en un rato. Hoy empiezo en un nuevo trabajo y tengo bastante prisa.

—¿Por qué ha dormido en tu casa?

—Ella me lo pidió personalmente. Me contó que ayer te pusiste algo violenta con ella, por eso no quería dormir allí. Me lo rogó —dijo sincera.

¿Y eres tan estúpida de creerla a una niña de seis años? —la preguntó de mala gana.

Cada vez, Nieves estaba más sorprendida con el nuevo carácter de Sandra. Iba de mal en peor.

—Estaba asustada de verdad...

—Jelissa es una mentirosa, ¡y una desagradecida!La cogemos en casa, la damos todos sus caprichos, y se escapa, ¡ se escapa casa de una mujer que no conoce de nada!

—Sandra, tú sí que me conoces. Sabes perfectamente como soy, y también sabes que nunca la haría nada a la niña, ¡ni loca la tocaría un pelo a Jelly!

—Te conocía, ya parece que no te conozco. De la nada te quedas con mi hija como si fuera tuya... ¡Es increíble! Además, te crees lo que te cuenta una niña de 6 años... ¡Es de chiste!

— ¡Tú si que eres un chiste de madre! Llegó a mi casa llorando, sudada, estaba súper asustada. Me dijo que la querías pegar, ¿ acaso eso es de ser buena madre? Ni siquiera es tu hija biológica, lleva contigo muy poco tiempo, y ya la quieres pegar... Yo también pensé que te conocía, pero ahora ya no.

Hubo un silencio al otro lado del teléfono.

—Te repito, pásate pronto porque yo me tengo que ir a trabajar, empiezo en un trabajo nuevo y no quiero que me echen al primer día, y menos por tu retraso — entonces Nieves colgó el teléfono.

Se sintió fatal. Se sintió fatal por haberse quedado con Jelissa la noche anterior. Por haber jugado con ella, por sentirse un poco como su verdadera madre.

Sandra sabía perfectamente todo lo que había ocurrido con Nino. Sabía que Nieves desde ese día no era la misma. Era mucho más frágil, era mucho más sencillo hacerla daño. 

Pero esta vez Sandra, la había hecho daño.

Después de estar pensando un buen rato en que había quedado su amistad con Sandra, fue a despertar a la niña.

—En un rato viene a buscarte mamá... —la dijo Nieves.

Jelissa negó con la cabeza:

—No me quiero ir con ella, me quiero quedar aquí contigo. Siempre.

—No mi amor, te tienes que ir con tu madre. además, yo ahora me tengo que ir a trabajar.

—me voy contigo.

—No mi amor, no puedes venir conmigo a trabajar, me sancionarían tal vez... Es mi primer día de trabajo.

—Voy a llamar a la asistente social. Y le voy a decir que quiero que me adoptes tú —la dijo Jelissa tomándola de la mano.

—No mi vida —Nieves estaba a punto de ponerse a llorar—. Yo no puedo adoptarte, hay que cumplir unos requisitos para ello, y yo no los cumplo. Además, Sandra se enfadaría mucho más conmigo.

—Sandra da igual, yo quiero quedarme contigo. Eres la mejor madre que se pueda soñar.

Nieves deseaba que dejaran de hacerla tantos halagos. Bastante mal lo había pasado con lo de Nino, no quería otra niña más... ¿Y si fallecía?

¡No, otra vez no!

—¡Basta! —Nieves tragó saliva. La estaba costando mucho esto, pero había que poner límites—. Ahora va a venir mamá, y te vas a ir con ella, y no vas a armar más líos, ¿si? Si tanto me quieres, hazlo por mí, por favor.

—Yo te quiero a ti, pero tú no me quieres a mí.

—Jelissa, si te quiero. Pero estamos creando muchos problemas mientras que estás aquí conmigo, en mi casa. Tienes que estar en casa de Sandra, no aquí.

— me da igual, voy a llamar a la asistenta social, voy a decirla que Sandra me maltrata, y le voy a decir que me vengo aquí contigo. Y lo voy a conseguir.

Jelissa era un amor de niña, pero demasiado insistente. Tanto, que terminaba hartando al poco tiempo con sus caprichos.

Y definitivamente, aquel día de trabajo nuevo no empezaba nada bien.