Milagro de cumpleaños

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Cuando apenas me moví, sentí un terrible dolor en el cuello, como si lo tuviera entumecido. En definitiva, me dolía como el demonio. Maldije internamente y lancé un quejido, frotándome la nuca e intentando hacer pequeños masajes para apaciguar el dolor. Luego de frotarme los ojos y dar un gran bostezo, me di cuenta de que Tyler seguía allí, inmóvil, como desde hace una semana. Me giré para ver las ventanas cubiertas por una persiana: ya había salido el sol.

Hoy se habían cumplido siete días desde el accidente, hoy era mi cumpleaños, pero lo que más me desconsolaba: Tyler aún seguía en coma. Pero lo peor de todo: había perdido a Sue para siempre. Me quedé inmóvil, con la mente en blanco. No sentía nada, era como si alguien hubiese robado mis emociones mientras dormía. Era…era algo extraño. De repente, un pitido electrónico comenzó a resonar por la habitación. Chillaba con mucha fuerza, cuando me di cuenta que era el monitor multiparámetro. Los signos vitales de Tyler estaban como locos, subiendo y bajando con rapidez. Oh mi Dios: Tyler estaba sufriendo un paro cardiaco.

-          ¡Enfermera! ¡Enfermera, ayuda!- gritaba con desesperación, sintiéndome impotente al no poder hacer nada.

Inmediatamente, cuatro enfermeras entraron a la habitación. No quería apartarme, quería ayudar, pero estaba en estado de shock y mi cuerpo temblaba. Una de las enfermeras me pidió que saliera de allí pero yo me rehusé. Las otras practicantes se encargaron de romper la bata que Tyler tenía, dejando su pecho al descubierto mientras otra matrona preparaba el desfibrilador, colocándolo encima del pecho de Tyler y emitiendo una descarga eléctrica, haciendo que Tyler se sacudiera por un momento.

-          ¡Tyler, Tyler!- gritaba con las lágrimas empapándome el rostro, viendo a mi pobre hermano morir.

-          Joven, necesito que salga de aquí ahora.

-          ¡No puedo! ¡Es mi hermano, es mi hermano!

-          ¡Seguridad!- llamó la enfermera.

Un tipo gigantesco y fornido entró a la habitación y me había tomado de los brazos, sintiéndome tan pequeño e indefenso a su lado. Gritaba y zarandeaba para poder huir de él, pero era imposible, sus brazos me apretaban como duras cuerdas hasta que logró sacarme de allí.

-          ¡Déjame, maldición, déjame! ¡Mi hermano está allí, déjame!

Prácticamente me arrojó al suelo aunque no logré caerme por completo. Enfrenté a ese tipejo, golpeándolo como podía pero el parecía no sentir nada. Era cuatro veces mi tamaño y su expresión de indiferencia me hacía enojar mucho más.

-          Josh…

Reconocí esa voz de inmediato. Giré sobre mis talones, aún turbado, cuando Sue me estaba mirando con los ojos bien abiertos, como si hubiera visto un fantasma. Yo estaba sudando frío y mi cuerpo enviaba muchos impulsos, impulsos de adrenalina. Mi corazón latía a mil por segundo.

-          ¿Qué sucede?- preguntó en un hilo de voz, su rostro más pálido que nunca.

-          Yo…eh…T-Tyler tuvo un paro cardiaco…

-          ¡¿Qué?!- gritó ella, tapándose la boca con las manos, jadeando por la gravedad de la noticia.

-          Yo…yo estaba con él y…

-          ¡¿Esta bien?! ¡Dime que está bien!- gritó la chica pelirroja en estado de shock.

-          ¡Maldición, no lo sé! ¡Este gorila me sacó de la habitación!

Una puerta se abrió a mis espaldas. Por reflejo, volteé, era la enfermera. Se limpiaba el sudor de la frente con un paño azul, pero su rostro expresaba otra cosa. Iba a decirnos algo, pero yo simplemente no quería oírlo. Mi sexto sentido me estaba advirtiendo…

Different MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora