La Fiesta Part.1

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Escuchaba unos ruidos extraños, que estaban lejos, pero aún así, los escuchaba, me dio el tic nervioso pensando que es una clase de fantasma o un ladrón.  Abrí lentamente mis ojos y miré el techo con nervios, me levanté pesadamente de la cama y con nervios, agarré mis pantuflas y las utilicé como protección.  Salgo de la habitación con cuidado,  todo estaba absolutamente oscuro pero al menos podía ver un poco. Bajé las escaleras con sumo cuidado y silencio, caminaba super nerviosa, me estaba entrando el miedo; estando abajo, escuché varios quejidos que provenían de la cocina, diablos,  estoy más cagada que nunca.

Entré a la cocina con un horrible silencio y así pude visualizar la figura de un hombre sentado, estaba de espaldas así que no podía ver, lo que agradecía bastante. Pero como yo soy la persona más bruta de este mundo, le lancé una pantufla de Homer Simpson y luego me agache pretendiendo de que no me verá aquí agachada.

Que inteligente eres Anastasia.

El hombre se toca el cabello con cierto dolor y mira para los dos lados, se encoje los hombros y sigue mirando a que se yo.

Me le acerco "Peligrosamente" con cuidado y le empiezo a darle como loca con la otra pantufla de Homer Simpson.

- ¡Auch, para, para, para!- Grita- ¡Anastasia!- Dice mi nombre y fue ahí. cuando me di cuenta... que conozco al idiota.

- ¡Demonios James, que gran susto me has dado!- Le reclamo sentándome en el taburete que estaba a su lado; solté un bufido.

- Lo siento -Fue lo único que dice.

¿Cómo se le ocurre solo decir un "lo siento"? a este yo lo mato.

Me levanto del taburete molesta y prendo la luz de la cocina completa (solamente estaba prendida una lámpara y no podía ver casi nada) y me siento nuevamente en el taburete.

Oh por Dios.

Dios mio.

- ¡¿Qué te pasó?!- Pongo mis manos tocando su cara, estaba preocupada y él solo me miraba serio.

- Nada- Responde frío y quita mis manos de su cara- No es nada grave.

- ¿Nada Grave? ¡¿Nada grave?!-le Grité- James, tienes la cara toda... rota, tu ropa esta hecho un desastre y no olvidar que hueles horriblemente a alcohol -Miro el reloj de la cocina- Y para el colmo, llegas a las tres de la mañana... así de horrible.

- No tiene importancia, Anastasia,  déjalo- Se levanta del taburete y camina hacía la escalera.

Yo hago lo mismo, lo agarro por el brazo y hago que me mire.

- Claro que si tiene importancia- Lo miro molesta- desde que he llegado, he estado preocupada por ti, no sabía de ti, nadie sabía de ti, no podía dormir por tu culpa... Por tu culpa, me he preocupado demasiado, así que no me vengas a decir que no tiene importancia, porque si lo tiene- Finalizo agarrando aire, estaba molesta, súper molesta.

Él solo se me queda mirando, luego suspira y aparta su mirada.

- James- Pongo mi mano en su cara y hago que me mire- en los días que hemos estado juntos, exactamente como unas dos semanas, me he apegado mucho a ti, te considero como un gran amigo porque eres una grandiosa persona, me preocupa si te pasa algo- Le sonrío- ven- agarro su mano y lo llevo de nuevo a la cocina y hago que se siente en el taburete- espera aquí.

Abro uno de los gabinetes de la cocina y saco un trapo, a continuación, echo unos cuantos hielos en el trapo y lo envuelvo.

No se como funciona esto de sanar los golpes, pero me imagino que es algo así... no soy enfermera, lo siento por no serlo. Y lo siento por ser tan bruta.

La Tipica Vida De Una Adolescente LatinoamericanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora