Un desayuno alegre

341 20 3
                                    

- Estaremos en la Universidad... Cuida de ellos,  eres menor pero aun así, cuidalos.

Asenti a lo que dijo mi hermano, así fue como se despidieron mis hermanos para después irse a llevar a Jesús al preescolar.

Genial, ahora yo soy la madre de los Martín,  ¿Qué cosa, eh? tengo que estar pendiente de ellos ahora.

A ver, ahora que estoy a cargo de estos niños y de la casa ¿Qué debería hacer?... ¿Limpiar?, ay no, me da fastidio limpiar esta mansión y ni que fuera su sirvienta... Mmm ¿Despertarlos? no debería,  mejor es dejarlos descansar. 

¿Entonces, qué hago?... ¿Cocinar? debería cocinar pero soy la cocinera más terrible del mundo entero. Aunque es desayuno así que podría hacer unas cuantas panquecas de fresas, si, sería una buena idea.

Caminé hacia la cocina pero antes me devuelvo a agarrar mi teléfono, oye, necesito a juro porque si, musica para poder cocinar, así es como llega la inspiración.

Subo a mi temporal habitación cuidadosamente,  no quería despertar a ninguno de los bellos durmientes. Entro a la gran habitación y agarro mi teléfono que estaba encima de la cama, salgo de ahí y cierro con cuidado la puerta, trantando de no hacer ruido pero como siempre, en algún momento hace ese pequeño chillido fastidioso.

¿A qué no es molesto? que tú trates de no hacer ruido y siempre hay algo que chilla en un momento, es realmente fastidioso.

- ¿Ani? -Me volteo, Aw, la pequeña Penny, parece una loca con ese cabello todo alborotado.

Me le acerco y me agacho para ponerme a su altura- ¿Pasa algo, mami?

- Tengo hambre - Hace pucherito, ¡Ay pero que bella!

Me levanto- Ven- estiro mis brazos y la cargo- voy hacer unas deliciosas panquecas de fresas ¿Quieres?.

-¡Si! -Me abraza.

Bajo con cuidado ya que no quería caerme y que esta preciosura de niña le pasará algo. Llegamos a la cocina y senté a la pequeña Penny en unos de los taburetes, entonces la pequeña empezó a jugar con mi teléfono quien la misma había puesto la música. 

Agarré una taza grande, agregué los ingredientes, paso por paso, claro que siguiendo mis propios pasos. Mientras que batía la mezcla escuhe que abrían la puerta principal... Mmm, ¿Ahora que se les olvidaron esos morochos?

- Ya vengo Penny- Camino hacia la entrada- Ustedes como que tienen Alzh ¡Santo Dios!.

- Ahaha, hola ¿Te asuste?.

- Noo, solamente que vi a Dios,  ¡Claro que si, idiota! pensaba que eran mis hermanos hasta cuando apareces tú con tu espantosa cara y me das ese susto ¿Qué haces aquí?  y ¿Cómo entraste?.

- Gracias con el cumplido, tengo llaves por si no sabías- Me muestra las llaves.

- Vale, adivino que tú querida compañera de sexo te las dio ¿No?

- Ash, callate, Rodríguez. 

- ¡Brooklyn! - Grita Penny y corre hacía él abrazandolo.

- Hola preciosa - Le da un beso en la frente- ¿Cómo amaneciste hoy, querida?

- Extrañando a papi- quita la gran alegría que tenía a la depresión más horrible del mundo, odio cuando un niño está triste.

Agarro a Penny- Tranquila cariño, al menos agradece que tienes a tus increibles hermanos y a muchas personas que te quieren un montón. 

- ¿Cómo quienes? -Pregunta a punto de llorar.

- Yo -Miro a quién miraba a Penny con tristeza- Brooklyn, mis hermanos y muchos más. 

La Tipica Vida De Una Adolescente LatinoamericanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora