Capítulo 14

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-Prefiero que decidas tú.- sonreí.

-Y yo prefiero que elijas tú.- rió.

-En ese caso, como no se me ocurre nada, tendré que irme a casa.

-¡No! Está bien, se me ha ocurrido algo.- dijo empujándome hacia dentro. Yo sonreí victoriosamente.- ¿Te gustaría que nos fueramos a un sitio especial?- preguntó entrando en la cocina. Yo le seguí.

-¡Claro! Pero no puedo salir en pijama.- reí.

-Sube a vestirte. Cuando acabes, ya estaré listo.

-¿Cómo estás tan seguro de que lo estarás?

-Porque las chicas tardaís mucho. Lo sé por mi hermana.- reímos.

-Está bien. Volveré tan pronto como pueda.- dije saliendo de la cocina. Entré en mi casa y subí a mi cuarto. Me senté en la cama y me quedé como en estado de shock mirando al armario. ¿Qué me podía poner? ¿Era una cita? Él no había dicho nada. Así que decidí vestirme como siempre pero con un toque especial.

Después de un rato mirando todo el armario, removiendo entre la ropa y dando vueltas, ya tenía el conjunto perfecto. Me decidí por unos shorts azul vaquero altos, una camiseta blanca de tirantes, una camisa roja de cuadros, unas deportivas blancas y un gorrito negro. Me eché un pintalabios de un rojo muy discreto, me hice la línea de arriba con un eyeliner negro y me eché un rímel transparente. Después de un rato pensándolo, me decidí a ondularme un poco las puntas. ¡Lista! ¿Abría tardado mucho? Bajé al 3º y Calum me abrió la puerta. Llevaba los pantalos ajustados negros de siempre, unas camiseta blanca de tirantes, un gorro gris y unas playeras blancas.

-¡Estás preciosa!- sonrió él- Y además has acabado justo a tiempo.- dijo mientras se ponía una chaqueta azul oscuro.

-¿Qué pensabas? Yo soy rara.- reí.

-No eres rara. Eres especial.- dijo besando mi mejilla. Yo recogí un mechón que se me había salido del gorro.

-¿A dónde vamos?- le pregunté mientras entraba en el ascensor.

-Sorpresa.- sonrió. Cuando salimos del portal, él abrió un coche y me abrió la puerta del copiloto ofreciéndome entrar. Yo entré confundida. Él se sentó al volante. Me miró y sonrió.

-¿Te ocurre algo?- me preguntó.

-Emh... Esque... Yo no sabía que conducías.

-Pues sí. Conduzco- rió- ¿No te gustan los chicos que conducen?

-Ehm me da igual si conducen o no.

-Eso es mentira. A todas las chicas les gustan los chicos con auto.

-Pero ya te dije que soy rara.- reí.

-Pequeña (tn), en mi familia, eso significa ser especial.- dijo arrancando el coche.

-En la mia es ser rara y punto.- sonreí. Él se rió.

-¡Qué estrictos! Espero que cuando nos casemos no tengan normas sobre no besar a la novia en la boda.

-¿QUÉ? Para el carro chaval, ni siquiera estamos saliendo. Esto es una simple salida de amigos.

-Dale tiempo al tiempo.- dijo con las manos en el volante. Ninguno hablaba. Sentí que aquello iba a ser bastante incómodo. Me sentía como si de verdad nos hubiesemos casado y fueramos a recoger a nuestros hijos en el cole. Decidí encender la radio. Estaban hechando Rolling In The Deep de Adele. Hacía bastante tiempo que no escuchaba esa canción. Yo subí el volumen.

-¿Te gusta esa canción?- preguntó mirando a la carretera.

-¿A quien no le gusta?

-Yo estoy harto de oirla.- frunció la nariz. Yo pillé el mensaje y cambié de emisora. En otra estaban hechando American Idiot de Green Day.- ¡UO! ¡UO! ¡ESA! ¡ESA! ¡DEJA ESA!- gritó de repente.

Mi drogaWhere stories live. Discover now