Capitulo 2

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Nicholas se volvió despacio para mirarla.

Lo único que deseaba en aquel momento era darse una ducha, echar una siesta y cambiarse de ropa. El campo de entrenamiento de los Marines no le había parecido nunca tan duro como una mañana con aquella pequeña niña. Y sin embargo, pensó al mirar aquellos ojos castaños distantes, tenía la sensación de que sus problemas estaban sólo empezando.

–¿Tus normas? –Preguntó resuelto a mantener la autoridad antes de que soltara sus argumentos–. ¿Desde cuándo los empleados ponen normas?

-Desde ahora mismo -declaró ella con firmeza. Nicholas se frotó la nuca. Debería haber imaginado que no iba a ser fácil. Cualquier amigo de su hermana sería tan obstinado e independiente como ella. Miró fijamente a aquellos ojos castaños y sintió algo profundo despertar en él. A pesar de que fuera vestida como una refugiada, se encontró preguntándose cómo serían sus piernas cuando no estuvieran tapadas por tanta tela vaquera.

¿Por qué se vestía tan desgarbada? ¿Qué estaría ocultando? ¿Y por qué le importaba a él?

No le importaba en absoluto, se aseguró Nicholas. No se podía permitir aquella sensación que le asaltaba. _____ _______ iba a vivir en su casa para cuidar a aquel bebé. No pensaba estropearlo todo permitiendo que sus hormonas se desataran.

Sin embargo, se dijo a sí mismo, debía estar más solo de lo que había creído para sentirse intrigado por una pequeña mujer vestida con ropa dos tallas mayor que la suya.

La mirada de los ojos que estaban clavados en él se hizo más helada. Nicholas hubiera apostado que, aparte de la ropa, aquella mujer no había encontrado nada grande en la vida durante años.

Pero como el bebé gorgoriteaba feliz, prefería aceptar lo que dijera la pobre _____ Poppins. Y en cuanto a sus hormonas, parecía que debía pasar algún tiempo con una o dos amigas. Eso le quitaría aquel extraño interés por _____ _______.

-De acuerdo -dijo por fin cruzándose de brazos–. ¿Cuáles son esas normas?-Ella asintió.

–Me quedaré a cuidar al bebé durante el verano, pero...

-¿Sí?

_____ inhaló con fuerza e intentó estirarse hasta su formidable altura. A Nicholas le divirtió. Con su altura nunca podría resultar intimidante.

-No me vas a contratar para ser tu ama de llaves -se detuvo un momento para mirar el desorden a su alrededor-. O tu cocinera o sirvienta.-Insultado, Nicholas intentó defenderse.

-Mira, hasta esta mañana, todo estaba controlado.

-También -le interrumpió ella con tranquilidad-, nadie se paseará por aquí desnudo, no entrará ninguna mujer al apartamento ni...

-¿Qué estás...?

–Una de tus vecinas ha creído prudente advertirme de que eres lo que se llama un mujeriego.

Nicholas sacudió la cabeza con un suspiro de resignación.

-Déjame adivinar. ¿Pelo blanco y ojos grandes azules?

Ella asintió, pero Nicholas notó la sombra de una sonrisa.

-Alba Butler. Como no tiene nada que hacer, se dedica a espiarme.

Ella enarcó las diminutas cejas.

–¿Espiar? Suena un poco paranoico.

Brevemente, Nicholas recordó la cantidad de veces que había recorrido el pequeño pasillo para encontrarse el ojo azul de su vecina pegado a la puerta entreabierta.

Un regalo a su puerta.Where stories live. Discover now