P2: Capítulo 20

34.3K 2.2K 393
                                    

—No asustar... —dijo con voz gruesa el monstruo frente a mí. De estatura alta y complexión robusta, un ser de piel verde con asquerosas marcas en su rostro me miraba con atención. Sus fuertes brazos resaltaban sus venas y en su rostro se podían apreciar enormes colmillos que sobresalían de su labio inferior—. Yo... no malo

Retrocedí hacía el otro lado, esa vez fue con Alhaster con quién choqué.

—¡Yo ser amigo! —gritó la criatura, mientras alzaba en sus manos un fuerte mazo que hizo estremecer su cuerpo—. ¡Amigo!

—Ya te entendió, Piwi —indicó Brennan, riendo junto a Cassie.

Mientras, yo intentaba recobrar la calma y no ofenderme por las risas de todos.

—Es un ogro, Ilora —explicó Ahaster, pero eso no era nuevo porque ya lo había supuesto—. No hay necesidad de asustarse, puede hablar como idiota y tener el nombre de uno, pero son racionales.

—Solo me asusté por la impresión, Alhaster —repliqué, tratando de no mostrar que desaprobaba sus descripciones, porque yo acababa de pensar algo similar.

—Tenemos un aliado más, Ilora —comentó el moreno—. Mira el cielo, acaba de llegar.

Haciéndole caso, elevé mi vista hacia las nubes y me encontré con otro enorme dragón que volaba sobre nuestras cabezas en un patrón circular. Uno al que, por la altura y estar contraluz, no pude definir color y apariencia.

—¡Más dragones! —exclamé emocionada, chocando mis palmas—. Esto es una locura. ¿Quién es?

Tu padrino, Ilora... Luigi está vivo —declaró mi dragón y fue como si me devolvieran una parte de mí que no sabía necesitaba.

—Yo cre-creí q-que había muerto —balbuceé, recordando la manera en que nos protegió y el abrazo que me dio como despedida.

Todo se aclarará, me había dicho. Y, de extraña manera, así había sido.

—Lo encontramos esta mañana, cuando Yamato despertó y yo volví a mi forma humana. —Me explicó Brennan—. Más tarde fuimos por Cassie y Piwi al hogar de los Moradores y terminamos en casa de Dessiré, que abrió un portal que nos trajo aquí con ayuda de Eu Sung.

No entendí nada de lo que dijo, pero ni pude ni quise cuestionar más sobre ello porque estaba más allá de la curiosidad. Me dolía la cabeza y empezaba a sentirme mareada.

—Ya es demasiada información por un día —dije, llevándome la mano a la cabeza para masajear mis sienes.

—Todo esto no hubiese pasado si Alhaster hubiese esperado. —Se quejó papá.

Y fue como si me dieran cuerda, porque yo tampoco aprobaba el método de Alhaster, pero, entre mis pocas opciones, aquella era la única que incluyó la verdad y la aceptaba.

—¿Cuánto más había que esperar? ¿Dieciocho años no fueron suficientes? —pregunté frustrada, descubriendo que ni siquiera estaba tan molesta como debería estarlo.

No podía odiarlo. Además, estaba más preocupada por saber si se había recuperado de las heridas de los lobos y dónde estaba Eu Sung, que por lo que me hicieron.

—Solo queríamos protegerte, Iliana.

—Ilora, mi nombre es Ilora —corregí cansada, sintiendo mis ojos arder—. Y no se te ocurra escudar lo que me hicieron con amor, porque fue mi salud la que afectaron, papá. Me estaba volviendo loca y todo lo que hicieron cuando les pedí comprensión, fue recordarme las terapias con el psiquiatra.

Haru dio un paso al frente para acercarse, pero no continuó cuando levanté mis manos pidiéndole que se detuviera.

—Lo siento, Ilora... Lo siento mucho, pero no culpes a Eu Sung, ella hizo lo que le pedí —admitió con voz quebrada—. La verdad es que quise protegerte del mundo, pero no te protegí de mí mismo.

CDU 1 - El despertar de Ilora [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora