Capítulo 25: Soy un monstruo

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Brad se coloca entre Susana y yo. Sigo anonadada por lo que he descubierto y tengo miedo, porque al leer a Vane solo encuentro arrepentimiento y ya no sé lo que es real y no. Me duele, me duele mucho.

"Soy observadora y una chismosa por completo, no hay nada que suceda aquí que yo no sepa..." Claro, como no lo noté antes. Soy tan estúpida, creí nuevamente en la persona equivocada, le entregué mi corazón y sinceridad a alguien que solo estaba conmigo por beneficio.

Estoy tan harta de esta vida, de las personas hipócritas, de las mentiras, humillaciones, de todo.

—Emma creo que debemos hablar a solas.

—Tú no te me acerques —lo miro de arriba a abajo con desprecio—. ¡Eres tan poco hombre que dejaste que pensaran que la culpable de todo era yo, cuando fuiste tú! —grito, todo esto es demasiado para mí.

—Es verdad —dice en voz alta y audible—. Fui yo el que te puse los cuernos, todo lo que has dicho es verdad, pero... no significó nada... fue un desliz...

— ¡¿Un desliz?! —protesta Susana—. ¡Pero si me follaste por meses!

— ¡Cállense y déjenme en paz! —miro a Brad y luego a Susana, luego volteo y mis ojos se chocan con los llorosos de Vanessa—. Todos déjenme en paz.

—Ya deja de llorar, maldita desgraciada —Susana se acerca a mí como una fiera e intenta agarrarme, pero Brad la detiene antes de que me toque un solo pelo.

Me quedo anonadada, fue tan repentino que no lo vi venir. Al igual que las palabras que pronunció seguido de eso.

—Gracias al cielo tu padre murió. Así no tendrá que ver a su decepcionante hija bastarda.

¡Ahora si la mato! Me importa una mierda todo el mundo.

Un grito desgarrador sale de mi garganta cuando me abalanzo a Susana y la agarro de los cabellos, ella intenta hacer lo mismo conmigo, pero la coloco en una posición donde le es imposible, en nuestro descontrol Brad se cae al suelo y nosotras continuamos con nuestra batalla. Jalo, rasguño, grito.

— ¡Malditaaaa! —chilla.

— ¡Zorra malparida, te voy a matar! —grito—. Con mi padre no te metas, no mereces ni pronunciarlo con tu sucia boca.

Ambas nos alejamos unos segundos y aprovecho y le pego una cachetada, ella intenta hacer lo mismo, pero la intercepto antes y con mis piernas barro las suyas haciéndole perder el equilibrio, todas mis clases de defensa personal deben servir para algo. Me le subo encima y empiezo a pegarle puñetazos.

Susana chilla y grita como loca, estoy a punto de partirle la nariz cuando alguien me carga desde atrás alejándome de ella, no necesito voltear para saber quién es. ¡Maldito Stefan!

Empiezo a patalear para liberarme de él, no quiero que haga lo mismo que anoche, esta vez debo partirle la nariz a esa desgraciada. Él me aprieta con fuerza y me concentro en Susana; Brad la está sujetando y gritándole que se calme mientras patalea al igual que yo.

Tiene el cabello despeinado y el rostro descompuesto, la nariz le sangra y la boca también, además de que cuenta con unos bellos arañazos en las mejillas. En cambio, yo tengo un par de arañazos nada más.

Pienso en mi peluca, al tocarla sé que está en su lugar y que no se me ha movido ni un solo pelo. Cuando los ojos de ella chocan con los míos no puedo parar, solo pienso en transmitirle miedo, uno que haga que la desesperación la abrume.

Susana deja de luchar mientras su expresión se transforma en dolor y terror, sus piernas pierden el equilibrio y cae al suelo mientras grita y llora. Todos quedan perplejos ante sus actos

Tentando al Ángel | 1.0Where stories live. Discover now