Capitulo 50: Fotos

237K 8.4K 2.2K
                                    

(Haley)

—¿Una iglesia? Debes estar bromeando... —se burló Lauren con los ojos abiertos de par en par mientras estacionaba el coche.

No dije nada, mi cabeza estaba muy ocupada imaginando cómo sería cuando Fernando Ross pisoteara a Richard Grey en las elecciones. Incluso, en el mejor de los casos, este ya estaría en la cárcel.

—Realmente hablabas en serio con que era el último lugar que Richard Grey hubiera imaginado... —April observaba atenta la iglesia de arriba abajo.

Lo siguiente que hice fue decirles que debíamos entrar, a lo que April asintió. Lauren, en cambio, se cruzó de brazos, muy confundida, pero ya cuando no le quedaba otra nos siguió a paso rápido. Antes de entrar por las largas puertas que se alzaban a lo alto busqué a Tyler de inmediato, y lo encontré junto a mí.

—Que no me veas no significa que no esté ahí —cuando terminó me guiñó un ojo para, acto seguido, caminar hacia la puerta.

Lo siguiente que escuché fue un alarido de su parte, y no pude evitar soltar una carcajada.

—Mierda, creí que había cambiado al menos un poco —dijo a regañadientes.

Iba a responderle, pero noté la mirada de Lauren y April fija en mí, porque al parecer esperaban que yo entrara primero. Y eso hice. Dentro, como las otras veces que había venido, había una cantidad de personas razonable para la hora que era. Estaban repartidos entre los bancos de toda la iglesia. Busqué con la mirada al sacerdote, pero no lo veía. Había otro más joven hablando con un par de ancianos a unos metros de nosotros.

—¿A quién buscamos?

—A un amigo de mi abuelo, he hablado unas veces con él. Y estoy segura de que él tiene la información —susurré.

—Entonces manos a la obra. ¿Dónde está?

Lauren se había alejado de nosotras, recorriendo la iglesia, a lo que April esperaba impaciente mi respuesta, pero yo estaba muy concentrada intentando encontrarlo.

—Seguramente por aquí, pero no...

No pude terminar, ya que justo lo vi saliendo de una de las puertas que conectaba seguramente con su habitación. Y me sorprendió ver junto a él a Roy Miller. Bien, esto sí que era bastante raro. Lo peor era que había venido con Lauren y April, y teníamos que escapar antes de que Roy me viera y comenzara con las preguntas.

—Hay que salir de aquí —me di la vuelta caminando hacia la puerta de entrada.

April me siguió por detrás seguramente sin entender nada.

—¿Qué sucede? ¿Es él? —April apuntó al sacerdote y yo asentí echándole una mirada, y justo en el momento en que Roy alzó la vista volví a encaminarme hacia la salida.

Salí afuera de inmediato y me escondí junto a April a un lado de la puerta, respirando a grandes bocados. Por supuesto esta me miraba esperando una respuesta.

—Roy no puede saber que estoy aquí.

—¿Quién es Roy? —esta se cruzó de brazos, observándome intrigada.

—El mejor amigo de Fernando Ross, y amigo de mi madre. Si sabe que estoy aquí comenzará con las preguntas y más aún si me ve contigo y con... Espera —observé a nuestro alrededor—. ¿Dónde está Lauren?

April se encogió de hombros.

—Seguramente adentro. No tuve tiempo de ir a buscarla, saliste muy rápido.

No dije nada. Solo rezaba con todas mis fuerzas para que Roy no me hubiera visto. Necesitaba ahorrarme más problemas, pero por otro lado tenía la intriga de saber qué hacia ahí con el sacerdote.

Mi Ángel Guardián II: La mentira mataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora