Capitulo 44: Lauren

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(Haley)

No quería hablar con él. Lo único que pasaba por mi cabeza era ingeniármelas para correr hacia la puerta de entrada y buscar algún lugar en el cual vivir hasta que a Kyle se le pasaran las ganas de hablar conmigo. Y es que Kyle Reyes siempre me había dado... no sabía bien cómo describirlo con las palabras correctas... Pero el hecho de que no pudiera verlo me daba escalofríos. ¿Qué iba a decirle ahora? Nunca había hablado con él cuando vivía. ¿Y ahora se suponía que éramos una especie de "amigos"?

—¿Haley?

La voz de mi madre estaba muy lejos de mí, yo solo tenía puesta mi atención en Kyle, que seguía sonriéndome, aunque ya algo confundido. En eso, mamá se acercó hacia mí colocando su mano en mi espalda, dándome un empujoncito para que avanzara. Yo reaccioné caminando hacia los sillones a paso lento, colocándome en el que estaba a su lado, quedando a muy poca distancia de él.

—Kyle, ¿una bebida? ¿Jugo? ¿Café o algo?

Pensé que iba a responderle con un «muchísimas gracias, no se preocupe», pero solo negó con la cabeza, sin siquiera despegar su mirada de mí. Bien, esto ya era raro. Mi madre, que se había quedado ahí parada algo sorprendida, se bastó con sonreír de manera educada, para luego tomar su abrigo, que estaba en el perchero de la entrada.

—Voy a salir un momento para dejarles intimidad, vuelvo en una hora. Pórtense bien —no podía creer que mi madre me hubiera hecho esto.

El departamento se quedó en silencio cuando la puerta de entrada se cerró, dejándonos solos. «Bien. Simplemente perfecto». ¿Y ahora qué digo? Nerviosa dirigí mi vista hacia él, que seguía observándome. Me pasé una mano por la cabeza, acomodándome el cabello, ya que al parecer algo debía ir mal para que Kyle no despegara la vista de mí. Y justo ahí, habló.

—¿Está aquí? —su voz fue bastante baja y a la vez algo apagada.

Fue bastante distinta a la que me esperaba. Y es que nunca antes había hablado con Kyle, y las veces que lo había escuchado hablar era más bien una risa contagiosa que era conocida en el instituto, ya que Kyle pertenecía al equipo y era bastante amable. «¿Está aquí?». Tenía que referirse a Tyler. No dije nada.

—Por favor, Haley, necesito saber que no fue todo un sueño.

Algo aturdida, me quedé observando sus ojos cansados, Las ojeras dejaban ver que hacía ya días que no estaba durmiendo bien. Y qué decir de la falta de peso. En eso, fijé mi vista en sus dos piernas, que estaban una al lado de la otra. Y era extraño pensar que nunca más iba a poder usarlas, a poder caminar con ellas.

—¿Haley? —su voz me hizo dar un respingo, y fruncí el ceño volviendo mi vista hacia sus ojos oscuros.

Este soltó una maldición, a lo que yo me encogí aún más en el sillón. Y las palabras brotaron de mis labios.

—No está aquí.

Kyle abrió mucho los ojos y una sonrisa enorme se posó en su rostro, soltando una carcajada que trajo unas cuantas lágrimas. Yo por mi parte me basté a observarlo sin entender muy bien su comportamiento.

—Es real, no estoy loco —repitió este volviendo a reír mientras yo curvé levemente mi labio.

Y es que Kyle al fin sabía que no había sido parte de su imaginación, que Tyler Ross realmente había estado con él todos esos días. Yo me quedé en silencio, mientras que él seguía perdido entre sus pensamientos. ¿Dónde estaba Tyler? ¿Habían dejado libre a Mark?

—Ni te imaginas los días terribles que he pasado desde que desperté... —yo lo escuchaba atenta, porque Tyler me había dicho que Kyle no había abierto la boca desde que había despertado, y verlo de este modo completamente contrario conmigo me dejaba claro que era el asunto de Tyler el que lo tenía así—. Recordaba a la perfección todo lo que había sucedido con Tyler y contigo, pero sonaba tan absurdo que... no quería que creyeran que además de perder —este se apuntó sus dos piernas— también había perdido el juicio.

Mi Ángel Guardián II: La mentira mataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora