Capitulo 42: Ley.

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*Trailer de "Recta Final MAG" disponible

(Tyler )

Sinceramente estaba tan lejos que me era imposible poder prestarle atención a lo que estaba sucediendo dentro de las cuatro paredes de la habitación de James. Y es que Mark Ross, mi hermano, siempre me salvaba de las peleas con James, el que siempre estaba pendiente de mis calificaciones, el que siempre me rescataba de los castigos escolares y el que siempre, cada vez que papá no me prestaba atención, estaba ahí para mí. Y ahora había formado parte del coche que me había llevado a la muerte.

Sí, costaba creerlo, pero la grabación no mentía. Quería desaparecer, salir de aquí, pero debía saber por qué diablos James lo sabía, y necesitaba respuestas. Me enfoqué en prestar atención a la realidad, a Marie y James, que estaban hablando sobre el tema. Por primera vez no estaban discutiendo, ni... besándose.

—Él sabe que... —Marie estaba nerviosa, pero de todas formas miraba a James de manera directa— ...¿que tú lo sabes?

James se demoró en responder, mientras que yo, por mi parte, rogaba para que no empeorara más aún y que James también estuviera metido en esto.

—No, y no voy a decírselo.

—¿Por qué?

—Porque sé que él no tuvo nada que ver en esto.

Más lágrimas cayeron por mis ojos, y una leve sonrisa se posó en mi rostro, al menos James no estaba involucrado en ello.

—James... Sé qué es tu hermano, y créeme que yo aún no puedo creerlo, pero... Tyler murió, no se trata de un robo ni mucho menos de un juego de niños. Esto es grave, no puedes callar algo así.

Marie, que estaba aún parada cerca de la televisión, se acercó hacia James para acariciarle el brazo, pero él la apartó.

—Sí puedo, y lo haré. Conozco a Mark y sé que él no mató a Tyler.

Un silencio. Marie miraba a James, pero este, en cambio, se enderezó para quitar la cinta de la televisión, apagándola.

—Listo, ahora ya puedes irte —le dijo de paso, encaminándose afuera de la habitación.

Marie se acercó hacia él.

—Déjame ayudarte —no me esperaba que Marie Acuña dijera esas dos palabras, pero en cierto modo me alegraba que lo hiciera.

James frunció el ceño y abrió la puerta de su habitación.

—No necesito tu ayuda.

—No juegues conmigo, Ross. Tienes esta cinta desde hace semanas y... ¿Qué has descubierto?

Su tono de voz fue algo irónico, y mi hermano no lo pasó desapercibido, por lo que la tomó de la muñeca obligándola a salir de la habitación.

—Esto no tiene nada que ver contigo, ya has visto lo que querías, ese era el trato —Marie soltó un grito cuando James la empujó afuera, cerrando de golpe la puerta en su cara.

Yo me quedé ahí. Observando cómo James Ross se echaba al suelo apoyado en la puerta, ahogando un llanto lastimero de manera silenciosa. La imagen del vídeo me venía una y otra vez a la cabeza. Mark. Necesitaba verlo, necesitaba descubrir la verdad del misterio. Dejé a James en su habitación, y afuera, para mi sorpresa, estaba Marie con la oreja pegada a la puerta, escuchando los sollozos de James.

Pensé que iba a gravarlo o a burlarse, pero en su rostro se podía notar claramente que estaba preocupada. En fin, me encaminé hacia la puerta de Mark, de donde hacía un buen rato había visto salir a Diana Grey. Al entrar, Mark no estaba. Me quedé impresionado por el desorden en que se encontraba la habitación. Mierda.

Mi Ángel Guardián II: La mentira mataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora