¿Que he echo yo para que nadie me quiera?

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Estoy contentísima, mi nuevo dueño parece que me quiere, aunque me habla muy fríamente.

Él me coge y me mete en una jaula con otros perros, parecen maltratados y estan llenos de cicatrices por todo el cuerpo.

-Tienes suerte de que no estés maltratada.- Dice uno de los perros en nuestro idioma (ladrando).

-¿Pero que os han echo?- Digo preocupada.

-¿Que que nos han echo? que no nos han echo mejor dicho, este dueño nos maltrata si no le hacemos caso, más vale que no te opongas a nada de lo que él dice o hace.- 

Estoy muy asustada, miro a todos los perros y cachoritos que hay, y todos tienen heridas, cicatrices o golpes.

Ya no me fío nada de este hombre, a todos los ha maltratado él.

Después de un largo viaje, llegamos a una pequeña casa de madera donde había más perros atados y maltratados.

El dueño me cogió del cuello y me llevo a una sala oscura.

-Bueno llegó tu hora, tienes que saber que me tienes que hacer caso.- Dice.

Coge un palo de metal y empieza a pegarme muy fuerte haciéndome sangre. Yo gimo de dolor, se me caen las lágrimas de los ojos. 

-Bueno y como creo que con esto no tienes suficiente, te voy a poner este collar.- Sonrió con cara de perverso en el momento en que pronunció aquellas palabras.

El collar me lo puso tan apretado que ya se me estaba incrustando en el cuello, era un collar metálico con pinchos que se me clavaban en el cuello. Me cogió y me llevó a donde estaban los perros encerrados.

Me metió allí, casi no cabiamos de tantos que habíamos y el collar cada vez me apretaba más, casi que me estaba estrangulando.

El collar estaba electrificado para que si me portaba mal me diera una descarga fuertísima .

Intenté quitarmelo y eso me pegó una descarga tan fuerte que casi me mata, me quedé atontada y dolorida.

Ese collar avisaba a el dueño de que nos lo habíamos intentado quitar sonando un fuerte pitido, que también sonaba de el collar que había sido.

El me cogió de nuevo y me llevó a aquella habitacion oscura que ya tanto odiaba.

Cogió un latigo y me pegó asta que me dejo marcas de sangre por todo el cuerpo, incluso por la cara.

Estaba dolorida, mi cuerpo entero sangraba, pero esto solo acababa de comenzar.

-Veo que todavía no te quedó claro que conmigo no se juega, ya te avisé perra asquerosa.- Me empezo a dar con el látigo de nuevo. Su cara daba miedo, parecía que disfrutase viéndome sufrir de ese modo, y no parecía tener ganas de dejarme escapar viva de allí. 

Cogió un palo con pinchos y me dio un porrazo fuertisimo en la cabeza que me dejo incluso deforme la cara. Todo me dolía. Era un dolor tan fuerte que no podía dejar de gemir, pero tenía que aguantar...

Me echo de nuevo con los otros perros.

¿Porque me tenía que pasar esto a mí?¿Que había echo yo para merecer todo esto?...

Lo que si sabía era que no debía haber nacido, porque aqui en este mundo tan cruel no era bien recibida y nadie me quería.

Diario de un perroWhere stories live. Discover now