Gabrielle era una chica desempleada y con una pésima vida amorosa, pero todo eso cambio cuando su hermano le consiguió trabajo en una prestigiosa empresa. Ahora ella tiene otro problema ¡Su jefe es el mejor amigo de su hermano! Por el cuál había ten...
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Me removí en la cama, era la séptima vez que mi celular sonada alguien me estaba llamando, pero me daba pereza contestar estaba demasiado cómoda en la cama y además de que todavía no salía el sol, la persona que estaba llamando no sabia respetar el sueño de los demás.
A la décima llamadas atendí el teléfono —¿Hola?
La vos me salió ronca y todavía tenia los ojos cerrados, me vengaría de la persona que se había atrevido a despertarme tan temprano, mi sueño era sangrado.
—¡Hasta que al fin contestas Gabrielle! Pensaba ir a tu departamento para levantarte, floja.
Solté un gruñido de molestia, sabía que Luke podía ser pesado cuando se lo proponía, pero despertarme tan temprano era pasar los límites yo jamás había sido tan pesada con él.
—¿Luke?— conteste tallándome los ojos, sabia que era él por el tono de molestia que había usado pero preferida comprobarlo.
—¿Quién más, boba?— revise la hora en mi celular y casi salte de la impresión, eran las benditas cinco de la mañana.
—¡Estás loco, Luke! Son las cinco de la mañana, las cinco de la mañana idiota.
Luke se empezó a reír y eso me enojo aún más, el idiota se esta riendo de mi —Si mamá te escuchara te mataría por el vocabulario que estas usando.
Se me fue el color de la cara, el idiota si sabia como asustarme, si mi madre me escuchara probablemente me pegarían con su zapato, me daría un muy largo sermón y después me castigarían como por un año.
—Luke tengo sueño, ¿Qué asunto es tan importante para que no pudieras esperar a que saliera el sol?
—Sólo te quería desear suerte.
—¿Suerte? ¿Para qué?
—Hoy es tu primer día de trabajo.— golpeé mi frente con la mano, se me había olvidado por completo ese detalle.
Hoy seria mi primer día de trabajo y ni siquiera había alistado ni organizado nada, la noche anterior había llego tan casada que apenas y había entrado a mi habitación caí rendida en la cama.
No me podía enojar con él, después de todo gracias a él ahora tenia trabajo y no tendría que vivir debajo de un puente y morir de hambre.
—Lo había olvidado, pero gracias por los buenos deseos.
«También gracias por despertarme tan temprano solo por felicitarme por mi primer día de trabajo»
—Como ha crecido mi niña pequeña, todavía recuerdo cuando te cambiaba los pañales.
Me causa gracia su comentario ni siquiera, era un llorón cuando se trataba de aguantar olores demasiado feos y si no hubiera sido así el de todas maneras eran muy pequeño como para hacerlo.
