𝟎𝟐

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────────────────────────ᴀʀᴄᴏ ᴜɴᴏ ——— ❛Entre desconocidos

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ᴀʀᴄᴏ ᴜɴᴏ ——— ❛Entre desconocidos.❜
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Omnisciente.
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—Ten cuidado, no aceleres mucho, el motor puede escucharse muy estruendoso. Está algo viejo, llamaría la atención de los caminantes.—la castaña que yacía acostada en el asiento del pasajero empezó a removerse, ante el alto tono de voz que emergía a su alrededor.

Sentía una molestia en su cuello, incluso algo de calambre en sus piernas. Posiblemente su cuerpo continuaría con achaques incómodo por la posición en la que estaba para descansar—, pero había pasado mucho desde que Aliana pudo conciliar el sueño por más de cuatro horas y aprovechó la oportunidad para hacerlo—. Se incorporó de manera incómoda en el asiento, viendo la carretera sin tener conocimiento de a dónde iban a dirigirse esta vez. Su hermano mayor, quien portaba una tonalidad de ojos verdes menos intenso que los suyos la miró. Nathan le sonrió y estiró su mano hasta ella para acariciarle su cabello. Aunque fuera el varón, irónicamente no era el que tomaba las decisiones de sus destinos. Era Natasha, desde que quedó a tutela de sus hermanos cuando perdieron todo luego de que el virus se esparciera y los alejara de la realidad donde vivían, fue quien decidió tomar la batuta de adiestrarlo en este camino de la supervivencia.

Su hermana, quien también portaba un cabello castaño, aunque más oscuro le apretó sus hombros. Natasha veía como Nathan guiaba y le buscaba conversación, mientras que Aliana aún se encontraba soñolienta por la pereza del sueño que se le vio irrumpido. La carretera estaba vacía—, no había ni un solo caminante merodeando por ahí—. No sabían cuánto tiempo había pasado desde que el virus inició y las personas que morían regresaban a la vida de una forma traumatizante, pues su única intención era matar a los vivos y alimentarse de ellos. Si te mordían, se propagaba el virus y terminarían siendo unos muertos vivientes. Aliana soltó un suspiro, se sentía débil y el hambre la ataca, a ella como los que la acompañaban en esta travesía. Intentaba de disimularlo y con su serenidad, hacía disfrazar lo que sentía, por lo que nadie lo notaba. Porque como ella, sus hermanos tenían hambre y también él chico que estaba en la parte trasera con su hermana.

—Jayden, pásame mi mochila.—le pidió Aliana, él se removió y asintió levemente, pasándole la mochila en sus manos de forma delicada.

Jayden era su vecino en el antiguo vecindario donde vivían, aunque tuvieran la misma edad, fue con Nathan quien se vinculó primero antes que con Aliana. Debían admitir que ambos tenían cierto gusto entre ellos, se notaba cada vez que Jayden procuraba por Aliana y buscaba cuidarla de una manera más personal que con los demás. El chico también había perdido todo, e incluso a su familia. Solo quedaba él y buscaba sobrevivir con estas personas que parecían ser su nueva familia, de por sí habían crecido juntos y se debían muchas cosas. Aliana desvió la mirada de él cuando su hermano soltó un bufido, pues el medidor de gasolina llegaba a su fin. De solo pensar que quedarían varados en medio de la carretera les aterraba, no confiaban en nadie y no estaban en condiciones para pelear contra caminantes. Necesitaban alimentarse, al menos sustentarse por unos días hasta encontrar algo.

𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐍𝐙𝐀 ─𝐂𝐀𝐑𝐋 𝐆𝐑𝐈𝐌𝐄𝐒  ①Where stories live. Discover now