4. Resist

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Vivimos viendo sin ver. ¿Por qué nos cuesta tanto ver de verdad? Ver lo que es tan evidente. Somos curiosos, queremos ver, ver todo ¿Pero estamos preparados para ver de verdad lo que hay para ver?
Todo lo que tenemos que ver está ahí, siempre está ahí a la vista, lo importante nunca está oculto, solo se trata de querer verlo.
Cuando queremos podemos ver con los ojos, con la nuca, con el alma, ver hasta lo invisible.
Ver, verte, verme ¿puedes verme, puedo verte? Estoy aquí, estás ahí, si quieres puedes verme, solo tienes que querer. Estás vivo y solo debes despertar ¿Puedes? ¿Quieres?

 

Cuando volví a intentar levantarme, la chica se agachó, colocando su rodilla en mi pecho e intenté quitármela de encima agarrándola de la cintura y tirándola al suelo.

Logré ponerme de pie y sonreí triunfante al ver que la chica tenía una cara de cabreo bastante graciosa. Puse las manos en puños, de broma, como llamándola a pelear pero al parecer no le hizo ninguna gracia y me dio una bofetada que me pilló inadvertido.

— ¿Qué cojones haces? — dije frotándome la mejilla con mi mano.

Pero como era de esperar, no obtuve respuesta. La chica se acercó a mi sacando algo de su bolsillo y antes de que pudiera evitarlo, lo acercó a mi cuello y sentí como me desplomaba.

[...]

Me desperté tumbado en una cama mugrienta y noté como mis manos y pies estaban atados. Me cago en la puta. Miré a mi alrededor y me encontraba en lo que parecía una nave llena de mierda y oscura, alumbrada solo por una bombilla que colgaba del techo tambaleándose y a mi lado había una mesa con dos sillas.

De repente escuche un sonido detrás de mi y vi como la chica de antes se sentaba en una de las sillas y se quedó mirándome fijamente. Esta tía me estaba empezando a dar miedo, era una puta loca.

— ¿Me vas a decir quién eres? ¿Dónde estamos? — la chica se acercó hasta mi y se puso de rodillas a mi lado, rebuscando en mis bolsillos — ¿Qué haces? Veo que eres rapidita eh.

La rubia cogió mi cartera y empezó a mirar todo lo que tenía dentro, ignorándome completamente.

— ¿Eres una guardia? ¿En qué lado del muro estamos? — estaba empezando a tocarme los huevos — ¡Que me digas en que puto lado del muro estamos!

Como respuesta la chica tiró mi cartera contra la pared y sacó su móvil del bolsillo, escribiendo algo para luego ponerlo delante de mis ojos. "¿Quién eres?" Vaya, ahora las preguntas las hacía ella.

— No, quién eres tú, ¿por qué escribes en vez de hablarme? — bufé y la chica me acercó aun más la pantalla — James, me llamo James — mentí — Ahora dime quién eres tú.

"¿De qué lado del muro eres?" volvió a escribir.

— No pienso contestar a nada hasta que tu no me respondas. ¿Por qué mierda no me hablas? ¿Eres muda o qué?

"Eres muy observador" Mierda. Aún así no me tragaba nada de esta tía. Seguro que estaba fingiendo. ¿Y si era una guardia? ¿Y si estábamos al otro lado del muro? La chica se alejó de mi lado y cerré los ojos, exasperado, poniéndome de cara a la pared con intención de dormir ya que no iba a obtener ningún tipo de información de parte de ella.

Pero de repente empecé a escuchar el sonido de agua impactando contra el suelo y volví a darme la vuelta, observando como la rubia estaba en una de las esquinas de la nave, la cual no era demasiado grande, tras una fina cortina desnudándose, supuse que para darse una ducha.

La verdad es que no tenía un mal culo, o quizás es que yo llevaba demasiado tiempo sin ver a una mujer desnuda. Estaba disfrutando de las vistas cuando oí mi móvil sonando encima de la mesa. Alargué los brazos, intentando alcanzarlo pero la chica fue bastante rápida y se colocó a mi lado en dos segundos, enrollada en una toalla. Cogió el móvil y lo apagó. Puta zorra.

Under Pressure (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora