2. The Key

167 9 1
                                    

Solo llora quien se ahoga en recuerdos, llorar es un defecto, una debilidad. ¿Entonces por qué lloro? ¿En qué recuerdos me estoy ahogando?

Siento que lloro por recuerdos que no recuerdo, como si hubiera un mundo que alguna vez fue mi mundo.
A veces escucho una palabra, o veo una cara y tengo una sensación rara, como si esa cara o esa palabra me llevaran a otro lugar, a otro tiempo.
Es como si en mi alma hubiera un gran muro que encierra otro mundo, otra Cel, otra historia por descubrir, y eso me da miedo. Me da miedo abrir esa compuerta, me da miedo lo que pueda encontrar al otro lado del muro.
Los recuerdos no se pueden matar, ni tampoco esconder, solo se pueden olvidar. ¿Pero cómo olvidarme de algo que ni siquiera recuerdo?
Eso siento, como si me hubiera olvidado de quien soy realmente, como si viviera en una mentira, como si no fuera quien creo que soy.
Uno es feliz creyendo saber quién es, y de pronto una llave, una simple llave te abre la puerta a un mundo desconocido.
Solo sabiendo quien fuiste puedes saber quién eres. ¿Es posible que uno haya sido alguien distinto sin recordarlo? ¿Es posible ser alguien distinto al que crees que eres?
Los recuerdos son como la historia, la escriben los que ganan ¿Qué recuerdos ganaron en mi historia? ¿Quién escribió mi historia?
Es muy importante saber quién eres. Y yo sé muy bien quién soy, soy Cel Pearson, una chica feliz.

 Me desperté sentándome en la cama de golpe, dejando que me cegara por completo la luz que entraba por la ventana de nuestro cuarto y vi como Hope ya estaba despierta y me miraba atentamente.

— ¿Qué miras? Qué pasa, ¿no te gusta mi bronceado? A mi me encanta ¿sabes? Me encanta como me ha quedado — le dije con mi peculiar humor matutino mientras tiraba las sábanas a un lado y me dirigía hacia el baño.

— Dios mío, que humor, ¿se puede saber qué te pasa? ¿Has tenido una pesadilla? Porque es muy raro que te levantes así, de golpe.

— Ya sabes que yo no sueño.

En realidad Hope tenía razón. Esa noche sí que había soñado. Había soñado que lograba ver quién había al otro lado del muro y era una persona con la cara deformada que intentaba arrastrarme hacia el otro lado. Apenas había dormido.

Intenté abrir la puerta del baño pero fue en vano.

— El baño está ocupado o es que no has visto la luz roja.

— ¡Joder! Me tienen harta los jodidos baños por turno — no había nada que odiase más en esta vida que los malditos baños mixtos del Dreamland. Sobre todo por las mañanas. Porque encima, después de esperar a que los señoritos terminaran de hacer sus cosas, también teníamos que esperar que las asistentas dejaran todo en condiciones para cuando entráramos nosotras.

Tras un largo rato de espera dando paseos de un lado a otro de la habitación mientras Hope tuvo tiempo hasta de leerse una revista entera, la luz por fin pasó a verde, señal de que el baño estaba libre.

Una vez listas, fuimos a desayunar lo mínimo para no llegar tarde a la primera clase. Entramos en el aula y Louis se sentó a mi lado, supuse que con la intención de acosarme. Efectivamente, se me quedó mirando, quizás por que estaba comiendo chicle o quizás porque yo tenía razón y seguro que me habían salido manchas por el bronceado.

— Estas un poco pesadito eh, ya te vale.

Antes de que pudiera contestarme, la profesora entró pidiéndonos que guardáramos silencio.

— Os habéis acordado de preparar la presentación ¿verdad? Cel, ¿quieres empezar tu?

Definitivamente, hoy no era mi día.

Under Pressure (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora