Capítulo 1

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Frío.

Aquella mañana de principios de noviembre hacía mucho frío, y Bemi se acurrucaba en los brazos de Dark buscando un poco de calor. Estaban en el parque que había enfrente del instituto, donde solían quedar con sus amigos antes de que tocara la campana.

—¿Tienes frío, amor? —le preguntó Dark.

Bemi sonrió y se acurrucó aún más en su pecho.

Mat y Anya llegaron a los pocos segundos con paso acelerado. Anya iba riéndose a carcajadas y Mat intentaba ocultar su sonrojo; seguramente había hecho algo torpe y ella se empezó a reír descaradamente en su cara. Anya era una chica algo tímida al principio, pero conforme tomaba confianza con la gente se abría más y dejaba salir su alocada personalidad.

Mat, por su parte, era un chico tímido, sin una mente loca oculta tras una fachada de timidez. Él era reservado por naturaleza, y el más inteligente de la clase, al contrario que Dark, que tenía 18 años y había repetido primero del bachiller.

Los dos novios sonrieron al verles llegar.

—¡¿Qué tal, parejita?! Uy, espero no estropear ningún momento romántico —gritó Anya.

—Muy graciosa… —respondió Dark con una mueca burlona.

Todos los que estaban allí sabían que ellos no eran de ese tipo de parejas empalagosas que van besuqueándose a cada rato.

Bemi sintió un escalofrío que recorrió todo su cuerpo.

—Tengo mucho frío aquí fuera, voy a ir entrando al instituto ya, ¿vale?

Mientras se separaba de Dark, éste la tomó de la mano y la besó. Bemi se giró un momento y le dedicó una sonrisa. Ese día estaba especialmente guapo. Se había dejado el pelo un poco despeinado y sus tonalidades violetas brillaban al sol, cayendo sobre su ojo izquierdo en un flequillo ladeado. Llevaba una chaqueta de cuero negra con el cuello levantado, una camiseta negra y gris debajo —de su grupo de música favorito— y unos pantalones negros muy ajustados, con botas negras de cordones por fuera.

A Bemi aquel comportamiento tan cariñoso no le sorprendió nada. Dark era un novio muy atento y en los dos años que llevaban juntos siempre la había demostrado su amor y su respeto.

Se alejó de ellos dejándoles hablar de música y se dirigió al instituto, que estaba al otro lado de una carretera estrecha. Cuando llegó al otro lado, sus ojos se fijaron en un coche negro, muy lujoso y grande, que se paró en frente de la puerta. Bemi se quedó mirándolo con curiosidad.

La puerta del copiloto se abrió y del coche salió un chico no muy alto, de piel extremadamente blanca y con el pelo rubio pálido. Su rostro mostraba unas inconfundibles facciones asiáticas y sus párpados, ligeramente bajados, además de su ceño fruncido, daban la sensación de que estaba enfadado hasta que sus miradas se cruzaron.

Bemi se quedó congelada contemplando el rostro de aquel extraño, que aparentaba ser mucho más joven que ella debido a la ausencia de imperfecciones.

Unos golpes en la puerta trasera del coche bastaron para que ambos apartaran la mirada. El chico la abrió, dejando salir a una jovencita de aspecto aniñado, también asiática, de pelo negro perfectamente alisado y de ojos azabache. Parecía más joven que el chico, ¿qué estarían haciendo allí?

Los dos se dirigieron a la entrada del instituto, dejando a Bemi observándoles mientras caminaban, cuando unos fuertes brazos la rodearon por la espalda.

—Amor, ¿qué haces aquí? Te vas a resfriar —dijo Dark en su oído.

—Sólo miraba a esos dos.

Y de repente apareces túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora