¿Me perdonas?

229K 7.2K 3.4K
                                    

Me miré en el espejo. Mi rostro estaba horrible. 

Tras la ventana, todavía se veía el cielo oscuro, ni rastros de los más mínimos rayos de sol. Eran alrededor de las cinco de la mañana, y yo no podía volver a dormir; el rostro desilucionado de Travis se paseaba sin cesar por mi mente, junto a todas sus palabras, con las que por primera vez pude sentir que de verdad no era un juego, y que me quería en serio.

Pero el corazón es ciego, y muchas veces trata de llevarnos por el camino que más le gusta, en donde uno arriesga todo, y generalmente siempre sale herido.

Yo no sabía que era todo esto de querer a alguien que no fuera mi familia, Lia o Chris. Si hubiera sabido que con esta historia se podría llegar  a sufrir tanto, preferiría haberme resignado con un par de gatos. Son peludos, suaves, no molestan ni te hacen sentir aquellas estúpidas cosquillas en el estómago. 

Ojalá Travis fuera un gato.

Al principio me pregunté por qué me afectaba todo esto. Se supone que así era nuestra "relación", hacernos la vida imposible el uno al otro. 

Tal vez yo también quería a Travis... sólo tal vez.

Pero se me era imposible aceptarlo aún. Y no hablo exactamente de acuerdo a tener claros mis sentimientos, porque todo está más que dicho.

Se me hacía imposible aceptar que lo quería, pero que no podía estar con él, porque sabía que me haría daño, porque me costaba confiar en él, pero sobretodo... porque sabía que una relación como la nuestra, no funcionaría.

Me odiaba a mí misma, me detestaba. Soy una cobarde, una miedosa, y por estúpida le estoy haciendo caso a mi conciencia en vez del corazón. Odio mostrarme débil, odio llegar a ser tan vulnerable, odio ser tan orgullosa, odio.... esto.

Tomé el teléfono y marqué el número de Chris. Al tercer pitido, escuché su soñolienta voz:

- ¿Clara? -dijo entremedio de un bostezo- ¿Tú eres imbécil o estás consciente de que acabas de interrumpir mi sueño?

- Chris... -dije con un hilo de voz- ¿Tienes un momento?

Hubo un extraño silencio. Al parecer, mi amigo comenzaba a imaginarse que algo raro estaba pasando.

- Hey... -su voz ahora se mostraba dulce y tierna- ¿Pasó algo?

- Eh... sí pero da igual. -respondí- sólo... sólo quiero conversar con alguien.

- ¿ A las cinco de la mañana?

- Ajá...

- Estás loca, Williams. Ahora puedo concluir al fin mis predicciones.

Y de la nada, el sonido de llamada finalizada estampó contra mi oído. Chris había cortado, me había cortado.

El corazón se me estrujó por completo.

"Lo que faltaba."

Ahora si que me sentía más sola que nunca, inundada el la soledad del cielo oscuro y entre mis propios sollozos. Tal vez debería seguir intentando con dormir

Me acomodé nuevamente entre las sábanas, tapando mi cuerpo hasta las orejas. Cerré los ojos y suspiré fuertemente, esperando que mi cuerpo se fuera con aquel suspiro al sueño. Pasaban los minutos y aún no podía luchar contra este maldito insomnio.

- Claro, cuando no me hace falta el sueño, te duermes rápidamente, -me dije- pero cuando necesitas dormir, te da un ataque de energía. ¡Bien, Clara, eres genial!

Puse los ojos en blanco. Todo esto era desesperante.

 Unos pequeños y horribles ruidos, más parecidos a rasguños, comenzaron a azotar mis oídos.

No soy otra típica rubiaWhere stories live. Discover now