¿Qué te importa?

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Chris se apartó de nosotras y se fue con su grupo de amigos.

Lia el día de hoy se veía fabulosa, ella siempre se llevaba centenas de cortejos por donde pasara, era una diosa, una chica que a pesar de no estar en un grupo de porristas, era considerada la chica más atractiva del instituto. Pero hoy, al caminar por los pasillos de la escuela me sentí completamente diferente. Las miradas ya no posaban solamente en mi amiga, si no en ambas. Me llegaba a sentir casi igual de fabulosa. Era increíble como un simple cambio de atuendo te hacía ver distinta, y en este caso, para mejor.

-Hey nena,  se te cayó un papel... -se apresuró un chico a decir- Bueno,  ya sabes, ¡el que te envuelve bombón! -terminó la típica frase lanzando un beso.

-Con este mismo papelito, idiota,  envuélvete la cara de baboso que tienes  -le contesté desafiante-  vaya menudo imbécil que me tocó...

Su cara quedó estupefacta. Claro, seguramente donde es un chico relativamente guapo, debe estar acostumbrado a que las chicas se sonrojen con sus piropos o que les sigan la corriente, pero yo no. Perfectamente lo podría haber ignorado, pero siendo sincera, tenía que hacerle saber que no es el rey del mundo y que no todas las chicas quedarán rendidas a sus pies con sus frases repetidas. Sí,  chicas, aquél pedazo de bendito hijo de la madre de vagina sociable, era él típico chico que se para a "molestar" a las chicas al pasar. Yo los odio, llegan a un punto en que llegan a ser tan hartantes que simplemente me dan ganas de sacarles los dientes con una sierra. Y créanme que lo haría,  pero justo ahora me siento toda una lady, así que perdería todo mi glamour y  por lo tanto, me arriesgaré a enfrentarlos con mis suaves palabras.

Pero todo mi momento de "chica linda" se fue esfumando al ver a semejante chico que tanto aprecio... (nótese mi sarcasmo)

Estaba ahí, parado en su casilla, mirándome, como siempre. Me desesperaba, es como si su mirada tuviera algún rayo láser que atravesaba todo mi cuerpo. Me daban ganas de sacar el ogro interior, ( y es por eso que dije que mi rato de chica linda se acababa ) o también una parte de mí que no sabría como explicarla, que era la que más me preocupaba, porque mi corazón se aceleraba como si tuviera algo de... eh ¿susto? ¿nervios? No lo sé, pero me preocupaba,  y con esa misma mirada me estaba observando ahora,  con su pelo lacio negro, sus ojos grises azulados y su típica postura relajada.

Me sentía tan intimidada con su mirada que no me había dado cuenta de que mi chico, estaba al otro lado, también apoyado en su casilla y completamente embobado al verme.

Bien. La misión iba por buen camino.

Celebraba hacia mis adentros y corrí hacia él. Nunca me han gustado mucho las parejas que muestran su amor frente a todo un público,  de hecho me dan ganas de gritarles "Hey chicos, váyanse a un motel" , pero hoy, como quería sorprenderlo, no me importó nada más con los dos,  ni siquiera el acosador de Travis que se fijaba en cada uno de mis movimientos,  sólo éramos Jace y yo.

Así que dejé todas mis boberías y me lancé a sus brazos para darle un intenso beso.

-W-w-wow... C-clara... -se dirigió hacia mí después del beso- Ay mamasita... -me miró de pies a cabeza- Te ves... -se mordió el labio inferior.

-Meo veo... -reí- ¿No estoy tan mal ok? ¡Da un vistazo,  Jace! -me dí una vuelta en mi lugar- ¿Qué opinas?

Él seguía sin habla.

-Opino que debería ir a la iglesia a rezarle a Dios, a todos los santos y ángeles, por darme este pedazo de novia ardiente que tengo.

-¡Jace! -reí.

-Vamos,  a quien engañamos, tengo la novia más caliente de la escuela.- me tomó por la cintura y se acercó para susurrarme al oído- Y tengo que aprovecharla, ¿no?

No soy otra típica rubiaWhere stories live. Discover now