Capitulo 16: Paula, Peter Pan y Nacho

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Paula está nerviosa. ¿Cuanto tiempo llevan con las manos entrecruzadas? No lo sabe, y no quiere saberlo, ni hace falta que se separen, así están perfectamente, uno con la mano del otro. Nacho ni siquiera tiembla, al contrario, se siente seguro, aunque al principio, la timidez fue el principal inconveniente para mantenener una conversación como era debida. Ahora, parecía, que esa timidez inicial había desaparecido de la compustura del muchacho que caminaba tranquilamente al lado de Paula. La chica, estaba feliz, parecía un sueño convertido en realidad, su mayor sueño desde pequeña se estaba cumpliendo por un extraño genio de la lámpara que recibía el nombre de Nacho. 

- Nacho -nombra alegremente la chica

- Dime -le contesta el chico

- ¿Te puedo hacer una pregunta? -se sonroja

- Claro -dice inseguro, teniendo en mente la pregunta que le va ha realizar- 

Silencio. Pausa. ¿Se lo debe preguntar? Ella quiere saberlo, quiere preguntarselo para no presionarse más de la cuenta. Es como si por dentro algo le impidiera a preguntarle la pregunta que más deseaba saber de Nacho. ¿Le mira a los ojos? No se atrave, no tiene valor para hacerlo. ¿Y si se encuentra con unos ojos de rechazo? ¿Y sí el que está al lado de él no le hable más? Pero cae en la cuenta, de que, si no ha rechazado la mano, de que si no ha puesto ninguna pega, alguna posibilidad puede tener con él. Así que respira, medita antes y le mira a los ojos. Se encuentra unos ojos verdes, hermosos, brillantes, que le da seguridad y confianza.

- Yo..bueno, quisiera preguntarte algo. -dice timidamente bajando la vista al suelo

- Venga, adelante, sueltalo ya. Si no será peor.

- ¿Alguna vez has besado a una chica? -pregunta definitivamente, cómo si hubiera lanzado una piedra a un pozo esperando hasta que toque agua.

Alea jacta est. La suerte está hechada. Las cartas encima de la mesa. Ha presentado su oferta, ahora tendrá que esperar que esas cartas sean favorables a su favor, y que la oferta sea rentable para Nacho y para ella. Nervios a flor de piel. ¿Qué dirá? ¿Qué le reponderá? Nacho le mira a los ojos, según él, los ojos más hermosos que haya visto nunca. Desea besarla, desea comerle sus labios, poder beber de ella la fragancia de sus simples y perfectos labios rojizos. Él no sabe lo que va ha hacer, pero deja a su cuerpo hacer lo que le pide en ese momento su corazón.

- No, nunca he besado a ninguna chica. Pero puede que alguna vez lo haga..

Poco a poco. Centimetro a centimetro, los labios de Paula y Nacho se aproximan. La chica está roja como un tomate. ¿Le rechaza? No, eso no quiere, lo que desea es besarlo, quiere besarle en sus labios. Parece que el tiempo se haya detenido, y que sus labios no se junten  nunca. ¿Y si al cerrar los ojos, él decide dejarla y darle platón? Deshecha la idea y trata de centrarse en el beso que Nacho está a punto de darle. Nunca supo que era besar a un chico hasta ese momento. Fue entonces cuando lo experimento. 

Nacho roza suavemente, ligeramente, los labios de Paula. Ambos presionan sus labios. ¿Llegó el momento? Se pregunta Paula. Y ve que ya ha llegado. Ahora tiene que decidir, si quiere que la sensación sea a mayor debe de abir la boca y dejar que Nacho haga el resto. Abraza al chico, y siente que los brazos de Nacho se le enredan por su espalda. Al fin, ¡El Primer Beso con lengua de su Vida! Quiere seguir, quiere seguir besandole, quiere beber el veneno que ese beso a implantado en ella. Nacho besa los labios de Paula. ¿Cuantos segundos llevan? No le importa, ni le importa que la gente se les quede mirando, solo le importa los labios sabor miel de Paula. Siente frío, pero a la vez calor, siente que todo su cuerpo se excita. Parece que algo extraño está psando por la lengua de Nacho. Saliva. ¿Los Besos se intercabian saliva? Decide no saberlo, y seguir disfrutando de la miel de los labios de Paula. Pero por desgracia los besos siempre acaban, y es Nacho el que decide parar para no llegar más lejos, no en ese momento. Paula abre los ojos. ¡Por fin ha besado a un chico! y ya sabe como es un beso. 

- ¿Qué te ha parecido? -pregunta Nacho

- El Paraiso -le responde la chica

Se vuelven a besar. Eso indican que se quieren, que no hace falta declaraciones de amor ni nada, que no hace falta cartas, ni mensajes por correo para declarse a una persona cuando está enamorada de la otra, y que ese amor es correspondido. Paula se rie en mitad del beso, pero siguen con sus labios pegados. Nacho los separa y Paula pone un brazo en la cintura de su Nacho, de su chico perfecto. Así que eso era besar a un chico, dejar hacerse, dejar que el que llevará las riendas fuera él y no ella. Está roja como un tomate, y al mirar a Nacho, al mirar esos ojos perfectos, es cuando te das cuenta, de que eres correspondida, que cuando te ves reflejada en esos ojos verdes, es cuando todo tu mundo se fundamenta en una sola palabra, en un solo nombre, se fundamenta en Nacho. 

-  Prometeme que nunca te voy a dejar -promete Nacho

- Te lo prometo -responde acercando sus labios de nuevo a los labios carnosos, perfectos, y finos de Nacho. 

- Prometeme dejarte que te despierte con ¡Buenos Días, Wendy! Dejame decirte que eres mi Wendy, mi vida...

- Te lo prometo, Peter Pan

Y así, abrazados por la cintura, pasearon bajo el sol de Marzo para comenzar juntos una historia de amor, que comenzaba con el primer beso. Pero siempre habrá alguien que destroce esa relación. Ricardo Morris, cuyo rostro resplandecía de alegría, no dejo de observar a la recien pareja de enamorados que abandonaban la calle. Tenía su oportunidad de conquistar a Noelia. Tiene su oportunidad y nunca va a dejar escapar oportunidades como esa. "Wild Heart" suena en ese momento en los altavoces del móvil, alguien le llama. Al ver el nombre, sonrie. Noelia le está llamando. 

Un Solo Corazón Para Dos VocesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora