Corazones sobre hielo. [Changlix]

Epílogo.

Sábado por la mañana.

La pista de hielo estaba mortalmente en silencio a las 10:00 am. Desde las gradas la multitud observaba asombrada lo que ocurría a lo lejos, en la pista. El único sonido en el escenario era la música, perforando el silencio e irradiando a través de los altavoces y el raspado de cuchillas tallando en el hielo.

Lee Felix se estaba presentando. Bueno, compitiendo, él corregiría si Changbin hubiese utilizado la palabra presentando. No era sólo una exhibición, Felix argumentaría; era una batalla de los más fuertes.

Changbin pensó que era hermoso de cualquier manera.

Nunca había visto la rutina que Felix estaba haciendo en ese momento, antes de hoy. Felix había estado practicando durante mucho tiempo y había sido muy firme en que Changbin sólo la viera en la competencia; y por lo general Felix conseguía lo que quería (azotando el látigo, señoras y señores).

Habían pasado casi siete meses desde el Freeskate de Felix. Siete perfectos, maravillosos meses. La parte académica del año escolar había ido como se esperaba —principalmente aburridas y tediosas tareas con maestros desinteresados. Fuera de clase, sin embargo, era otra historia.

En primer lugar, Changbin había dejado sus muletas la semana después de la prueba de Felix y estaba tan emocionado de que pudiese volver caminar, que saltó de vuelta a la residencia de estudiantes y casi sufrió un esguince en el maldito tobillo de nuevo.

En segundo lugar, Changbin se enfrentó... a Joy. No estaba muy seguro de cómo se enteró Joy de su relación, pero por otra parte, ellos dos no eran realmente muy sutiles. Felix finalmente había llegado a decirle a Changbin que ella lo había engañado —una confesión que había tenido Changbin viendo rojo— por lo que el jugador de hockey no había estado demasiado dispuesto a hablar con ella.

Lo más extraño de todo, sin embargo, era que ella no vino a él como una perra. Ella solo le dio una pequeña sonrisa y le dijo: "Yo podría haber estado equivocada sobre ti, Seo Changbin. Tú no le hagas daño, ¿sí?" Que se tradujo en un Lo siento. Trátalo mejor que yo.

En tercer lugar, los chicos intercambiaron esas cuatro pequeñas palabras de ida y vuelta que Changbin había estado conteniendo en su interior por lo que sintió fue como una eternidad. Había sido una noche cualquiera, en realidad, mirando hacia atrás. Habían estado caminando, manos entrelazadas, a través del patio de la escuela, admirando las estrellas, hablando de tonterías y Felix se detuvo de repente y miró a Changbin directo a los ojos y dijo: "Por lo tanto, he llegado a la conclusión de que estoy enamorado de ti."

Changbin había soltado un chillido sorprendido y se aclaró la garganta. "¿En serio?" Felix asintió como si Changbin fuese un idiota. "Oh. Bueno. Es mutuo." Y entonces Felix sonrió y comenzó a caminar y hablar de nuevo, como si nada hubiese cambiado, como si Felix totalmente no le hubiese causado a Changbin un ataque repentino al corazón.

En cuarto lugar, Felix comenzó a competir en la categoría Senior. Mientras él aún se habría paso en las categorías inferiores a través del equipo de competición de la escuela (ya que casi no había tantos chicos de nivel senior), todas las competiciones individuales que él persiguió a través de su entrenador privado fueron en nivel Senior.

Changbin recordó el día de la primera competición Senior de Felix vívidamente —el chico había ganado el primer lugar y Changbin se había colado de nuevo en el vestuario, cerró la puerta, y le dio a Felix una mamada justo allí— algo que había estado pensando durante un tiempo, como una forma de decir felicidades. Era su aniversario de dos meses.

En quinto lugar, Changbin había vuelto al hockey casi inmediatamente después de que se había recuperado de su esguince. El equipo se había mantenido bien sin él, pero estaba claro que habían perdido a su capitán. Se hicieron todo el camino a los campeonatos y habían ganado —de nuevo—por cuarto año consecutivo. Felix había sonreído satisfecho y lo había tirado cerca y le dio un beso justo donde frente a todos, donde todo el mundo podía ver, susurrando en su oído lo orgulloso que estaba de él y lo mucho que lo amaba.