Capítulo 4.

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Jueves.

El resto del miércoles pasó volando después de eso, en parte debido al hecho de que la mente de Felix era constantemente bombardeada con pensamientos de Changbin o su misterioso mensaje de texto. Bueno, no era tan misterioso —cualquiera podría ver el significado detrás de él— pero parecía demasiado genuino para ser real. Después de todo, Changbin no podría realmente estar esperando con interés trabajar con Felix, ¿o sí...?

Además de eso, no podía dejar de pensar en la posibilidad de los dos pasando el rato el día siguiente. Pasar el rato era probablemente un poco exagerado ya que todo lo que estaban haciendo era trabajar en un proyecto, pero como sea. No podía creer que estaba sucediendo realmente.

Felix se sentó en el primer período, esperando con impaciencia. La razón de su impaciencia —si estamos siendo totalmente sinceros— tenía absolutamente todo que ver con cierto muchacho de pelo negro que aún tenía que presentarse a clase esa mañana. La campana había sonado hace unos pocos minutos, pero Felix no estaba demasiado preocupado aún ya que Changbin llegaba tarde más a menudo de lo que faltaba.

Felix golpeó con sus dedos sobre la mesa delante de él para pasar el tiempo, deliberadamente no dejando que sus ojos se desviaran hacia el asiento vacío a su lado y en su lugar dejando que su mirada revoloteara por la habitación, deteniéndose en su amigo de cabello negro.

Minho estaba sentado a unos asientos de distancia, pero Felix todavía podía ver a su amigo echar la cabeza hacia atrás y reírse —bastante fuerte— de algo que Jisung había dicho. Jisung, en cambio, parecía ruborizarse un poco ante la reacción de Minho antes de relajarse, las comisuras de sus labios subiendo poco.

Los celos atravesaron el cuerpo de Felix, una más que rara ocurrencia para él. Cristo, él quería eso. Quería ser capaz de hablar con su pareja y reír y no tener que ser agobiado por el odio para acabar con disgustos. No quería decir que quería eso con Changbin —no seas ridículo— es sólo que habría sido mucho más fácil de tratar.

Cuando veinte minutos de la hora de clase habían pasado, Felix llegó a la conclusión de que no se le uniría Changbin ese día. Lo extraño era que Felix no estaba ni siquiera enfadado por ello. Claro, estaba un poco irritado de que estuvieran perdiendo su tiempo de clase, pero aquello estaba bastante eclipsado por una emoción que sentía sorprendentemente similar a decepción; no que fuera razón para estar desilusionado.

Dejando escapar un suspiro, sacó su teléfono móvil del bolsillo, buscando hacia abajo a su nuevo contacto, y le envió un mensaje rápido.

Manera de faltar a clase, holgazán. –F.

Felix no estaba aún esperando una respuesta —dado que Changbin no estaba en la escuela, Felix asumió que seguía durmiendo— por lo que cuando no más de un minuto más tarde vino, estaba tan sorprendido que tuvo que mirar hacia su teléfono un momento antes de que pudiera leer el mensaje.

Ya me extrañas? ;) –C.

Felix bufó en voz alta, sin tener en cuenta el hecho de que estaba en público y se supone que la gente en público no debía sentarse sola y reírse de sus teléfonos.

Desearías, escribió en respuesta. Es más bien que puedo sentir mis notas cayendo. –F.

Jesús, había escuchado que los patinadores son dramáticos, pero creo que te llevas el pastel, Lee. –C.

Felix rodó los ojos a la respuesta.

No puedo ser domado. –F.

Se preguntó por qué estaba molestándose siquiera en bromear con Changbin cuando se suponía que sólo debía pretender preguntar por qué diablos el otro chico se había saltado la clase. (Bromear, no pelear, con cero hostilidad.) Sin embargo, el siguiente mensaje de Changbin interrumpió esa línea de pensamiento.

Corazones sobre hielo. [Changlix]Where stories live. Discover now