Prólogo.

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Noche del lunes.

La pista de hielo se encontraba en completo silencio a las 10:00 pm, justamente media hora después de que los últimos patinadores fueran desalojados del hielo para que cerraran el lugar durante la noche. Cada vez que Changbin se escondía en los vestidores después de la hora de cierre (siempre prometiendo que sería la última vez que haría eso), su corazón latía fuertemente contra su pecho, sus manos sudando mientras pensaba posibilidad tras horrible posibilidad. ¿Qué le harían si lo descubrieran? ¿Lo castigarían? ¿Lo suspenderían? ¿Lo expulsarían?

Sacudió la cabeza fuertemente, su pelo despeinándose, y se tragó el nudo que invadía su garganta. Estaba siendo ridículo. No lo expulsarían de la escuela por estar en la pista después de la hora de cierre, especialmente siendo su primera infracción. Además, él se la pasaba todo el día ahí y, siendo completamente honestos, la academia Stray Hills se preocupaba demasiado por su equipo de hockey como para expulsar a su jugador estrella y capitán; no había nada de que preocuparse.

A pesar de que casi todas las luces estaban apagadas, excepto una par que se encontraban colgando en las paredes, había suficiente luz para que Changbin pudiera ver. Si él quisiera, podría ponerse su par de patines y deslizarse por el hielo, dejando que su cuerpo lo guiara a cualquier lugar que quisiera ir.

Pero él no hizo eso.

En cambio, se asomó desde donde se encontraba, debajo de las gradas, tomando alientos poco profundos en caso de que alguien lo pudiera escuchar; mientras una figura se alejaba de los tableros y se deslizaba a través del hielo. Él iba vestido con el atuendo normal de un patinador artístico —usando una chaqueta y pantalones ajustados negros— aún así lucía hermoso, toda su piel bronceada, cabello rojo alborotado y brillantes ojos profundos. Changbin perdió el aliento al ver a aquel chico que comenzaba a moverse alrededor del hielo, justo en sentido contrario al de las agujas del reloj. Sus movimientos eran fluidos y elegantes.

"Hermoso" Changbin murmuró, siendo incapaz de detenerse mientras las palabras se escapaban de sus labios. Él podía contar con los dedos de sus manos cuántas veces había dicho que algo era hermoso y en verdad lo creía; ésta era apenas la quinta vez.

Él no pensaba en lo mal que estaba al quedarse allí observando. Él sabía que estaba mal. Sabía que no debería estar en la pista después de la hora permitida. Sabía que no debía entrometerse en la privacidad del otro chico al verlo patinar. Por encima de todo, él sabía que no debería tener sentimientos tan fuertes hacia alguien del mismo sexo. Él era el capitán de hockey y tenía una reputación que mantener.

Pero al estar ahí parado, viendo como el patinador se inclinaba de rodillas y se lanzaba al aire girando tres veces antes de aterrizar perfectamente, no le tomaba gran importancia.

Lee Felix estaba haciendo que Seo Changbin sintiera cosas que no sabía que podía sentir. El único problema era que Felix lo detestaba. Ah, y que era heterosexual.

Changbin reprimió un quejido. Joder.

Corazones sobre hielo. [Changlix]Where stories live. Discover now